Testimonio Sacerdote Pilar González

Reflexión sobre lo aprendido

Soy consagrada a JesúsCristo, bautizada bajo Su Ley, y con el Sello del Sacerdocio de la Orden de Melquisedec.

Como sacerdote de esta Orden Celestial, junto a mis hermanos conformamos este Cuerpo bajo la guía directa de JesúsCristo, quien es nuestro Sumo Sacerdote Eterno.

Recibimos del Reino revelaciones de sus misterios a través del Magisterio del Espíritu Santo. 

En el último tiempo, desde noviembre de 2008, como siembra de Cristo Dios hemos pasado por diversas pruebas, como la detención de nuestro sacerdote mayor, y el paso por la muerte de nuestra querida hermana Sarita, entre otras varias y de diversas. 

Mucho hemos aprendido de todo esto.

Como experiencia personal lo más profundo ha sido verificar una vez más que nuestro Dios, Guía y Maestro JesúsCristo, nos observa y sigue de cerca, para no permitir que nos desviemos de Su Plan y enseñanza. 

Y desde Su Guía sabia nos muestra que en estos tiempos de tribulación no podemos quedarnos estancados, ni con la visión de tiempos previos… el cambio es ley porque los tiempos se apuran y los hechos se acentúan y aceleran. 

Por lo tanto lo que realmente importa, ahora más que nunca, no es la forma de llevar la religiosidad interior, sino que estar dispuestos a conocer al Cristo que es, en espíritu, sin trabas mentales ni esquemas aprendidos, con la apertura de todo nuestro ser para reconocer Su presencia, voz y voluntad.

Mientras no tengamos una relación personal con nuestro Dios Vivo, no de acuerdo a la imagen que nos hemos formado de acuerdo al aprendizaje o ilusión, sino al Cristo tal cual es, que acoge y también pone condiciones, no a mi modo… al Suyo.

Porque sólo así estaremos preparados para nuestra última prueba, la que no podremos eludir, la que es para todos como parte de la condición en que nos encontramos en este mundo… la muerte.

Cristo en Jesús abrió la Ley de Resurrección para todos por igual, sin distinciones, para que seamos vivos tras el paso por la muerte; sin embargo, como dice Pablo, podremos pasarla como por un velo. Esto es posible si somos concientes en espíritu, purificándonos de nuestras ataduras y apegos, elevando el Alma a través de alcanzar las mejores virtudes, y la «fe que mueve montañas» de dudas y temores, de ilusiones e ideas falsas, montañas de individualismo y egoísmo, de iras y mentiras; para dejarnos sobre todo Paz, Sabiduría, Amor, virtudes espirituales elevadas y profundas, no la paz de las armas y amenazas, no el conocimiento intelectual, que sin visión del espíritu es vacío y manipulador, no el amor de la pasión y la posesión, sino la Paz de la no violencia en ninguna de sus formas, la Sabiduría del Reino de Vida, y el Amor como Jesús nos enseñó, a todo y todos por igual, sin enemigos, con misericordia y bondad.

Con esta preparación llegaremos a esta última prueba con la confianza del amor de Dios, y la conciencia de que es él mismo quien nos recibe y conduce… sin dudas ni temores, dispuestos a pasar por el abismo si es necesario, y seguros de reconocerlo cuando se presente ante nosotros.

Y él es Dios vivo, que cambia los modos para que no nos quedemos atrapados en las formas sin contenido, porque al ser detenidos por viejos rencores que tanto nos han dañado, y acompañar a nuestra hermana en su traspaso a nueva vida, son vivencias intensas y marcadoras, que han sido acompañadas de la guía y enseñanza de nuestro Dios Sabio, lleno de amor y misericordia, que espera de los suyos lo mejor de la potencia de cada espíritu.

Mucho tenemos por delante, especialmente hasta el 2012, en estos años avisados de tribulación y cambios en el mundo y en el cosmos, en la tierra y entre los hombres.

Prepararnos y compartir, aprender y enseñar, invitar y mostrar… a todo el que esté dispuesto a asumir este reto, para alcanzar la meta de la trascendencia, y de la mano de Cristo llegar a la presencia de Dios Padre, porque JesúsCristo es el camino y la vida, único conductor al Padre, y por el espíritu de Dios que nos vive no necesitamos intermediarios, podemos relacionarnos directamente con Cristo Dios, que es Persona Divina, no humano, amplio y verdadero.

Y la verdad nos hará libres, la verdad que esta en el espíritu y en nuestra relación con lo divino, la verdad que está más allá de nuestra corta visión, y de nuestros pequeños  planes básicos, la honestidad con nosotros mismos para dejar de lado nuestras pequeñeces muertas para transformarlas en vida que llevaremos más allá de esta vida corta y pasajera.

 

Pilar González

Sacerdote de la Orden de Melquisedec

11 de julio de 2009

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