Testimonio: Matrimonio entre Sacerdotes de Cristo

“El hombre será de una mujer y la mujer será de un solo hombre.”
Mandamiento 21, 1 – La Ley de JesúsCristo

 

“La familia es un lazo de Amor y respeto en este Mundo; sin embargo, al no estar Sellada por ‘Ley Eterna’, en base a la unión del Matrimonio Sellado bajo las Nupcias Eternas, no es, no será, Núcleo Fundamental en la Eternidad.”
Mandamiento 21,15 – La Ley de JesúsCristo

 

“En las Nupcias Eternas, el Sello Matrimonial está sujeto al Sacerdocio, es decir, sin Sacerdocio no es posible Sellar Nupcias, y el Sello Nupcial queda sin sustento valido si cayera el Sello del Sacerdocio. Todo quien conozca esta Ley ha roto la ignorancia y sabrá que el matrimonio plenamente valido ante Dios es el ‘Matrimonio Eterno’, las ‘Nupcias Sagradas’.
Mandamiento 21, 21-22 – La Ley de JesúsCristo

 

Matrimonio entre Sacerdotes de Cristo

 

Matrimonio 1

Una bendición del reino y una prueba para que gobierne el espíritu y la consagración.

Cuando me consagré a Cristo y a su Ley, lejana estaba de imaginar siquiera el valor de los sellos de consagración. La Fe, el Amor por JesúsCristo, la inocencia y la obediencia al Espíritu que me indujo a tomar este camino, sellando mi Pertenencia a la Casa de JesúsCristo fueron la base para comenzar la transformación a una nueva vida.

La Madre Sabiduría del Espíritu Santo a través de los oráculos entregados a esta Dispensación, la oración, los retiros, meditación, la purificación (sacramentos) y la guía del sacerdocio fueron, y siguen siendo, instrumentos y misterios del reino para ir adquiriendo una nueva visión, la visión de consagración.

Lo que ha marcado un cambio profundo en este caminar fue la toma de conciencia del Sello de Pertenencia. Esta conciencia de Pertenencia a un Dios Vivo, que sabe todo de mí y que tiene un plan trazado en mi espíritu. Asumir esta Pertenencia implicó aceptar que no tengo elecciones, ni decisiones que estén fuera de ese plan, por tanto, humildad para aceptar que nada tengo y no oponer resistencia a su voluntad, ni a sus tiempos, ni a sus modos. Asumir con una actitud interior de desapego y con claridad sobre quien es mi autoridad y que lo único que importa es estar en armonía con Cristo y avanzar en mi consagración.

Asumir la Pertenencia trajo con sigo tranquilidad interior, reposo a la mente y al corazón y en la paz interior la libertad del espíritu me enseñó a Amar a Cristo como mi esposo. Esposa de Cristo, una unión eterna que trasciende a lo temporal, a las formas humanas de posesión y apego. Comprendí que nada poseo y todo cuanto tengo y quienes me acompañan como núcleo familiar, de Cristo son. Esta vivencia superior de unión es la que Él nos ofrece y dispone para nuestra alegría y gozo.

El matrimonio entre sacerdotes es un efecto de la vivencia de esta Pertenencia, sin tener a Cristo como esposo eterno no podría haber asumido a mi compañero y hermano en Cristo, con la visión espiritual acerca de lo que es una unión matrimonial, ni tampoco con el amor que Cristo me ha enseñado; ese amor que nos libera, que conduce a la renuncia, a la disolución del egoísmo y partidismos, ese amor que nos enseña a ser honestos y verdaderos en los sentimientos, pacientes para armonizar con las emociones del otro, ese amor que nos enseña a ceder, a ser flexibles y amorosos, ese amor que nos enseña a no temer, a confiar.

Y es una prueba a la libertad que en Cristo hemos adquirido para no someternos a dependencias externas, separando y reconociendo la calidad espiritual que nos vive, poniendo el gobierno del espíritu y la visión de consagración recibida de la Madre Sabiduría (Espíritu Santo) y la Ley de Cristo. Una prueba que implica vencerse ante las viejas formas y costumbres. Es el gobierno del espíritu y la visión de consagración la que se condensan en la unión interior con otro, una unión de altos valores espirituales e intereses comunes elevados sin renunciar a la propia libertad del espíritu ni a la relación personal con el Cristo Dios. Así el matrimonio es una mayordomía para compenetrar la voluntad que Dios tiene para dos que deben alcanzar la Ley del Uno, para Gloria de Dios.

En esta bendición y prueba del matrimonio entre sacerdotes hay muchas cosas que ayudan, como por ejemplo, la visión particular de cada uno como consagrado, la claridad de roles frente a los sellos espirituales que se poseen, la oración, la meditación, los oráculos de sabiduría que enseñan a poner la visión espiritual ante la visión humana frente a las decisiones y divergencia e incluso, ante aquellos conflictos donde no hay acuerdo, se respeta y se ante pone la visión objetiva del Reino y luego, por cierto, la obediencia.

Patricia Rosales del Saz, Sacerdote Presbítero

 

“Toda unión de hombre y mujer, en todo caso y bajo cualquier condición, debe ser sana, respetuosa y leal. Si la unión entre hombre y mujer Consagrados no ha sido Sellada por la Ley Eterna de Nupcias, pero si “Bendecida bajo Consagración”, o la unión entre hombre y mujer creyentes ha sido presentada ante Dios de alguna manera, y esta no fuese posible mantenerla: antes de caer en engaños, mentira, y alguna forma de prostitución y adulterio, deben separarse en forma serena, sin odios, sin bajos instintos, sin sed nefasta de venganza, sin resentimientos ni violencia.
Mandamiento 21, 16-17 – La Ley de JesúsCristo

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