Testimonio de la Transformación, Dirán: ¡esto es una locura!

La Consagración es una Ley, en realidad, un Camino de muchas condiciones especiales, de muchas leyes espirituales, que gira en 180° tu vida pasada y pone tu timón en el sentido de un nuevo objetivo: ‘estar en el mundo sin ser del mundo’.

Esta ley para la vida diaria en este mundo, no está escrita en un conjunto de reglas morales de comportamiento, ni mucho menos, sino que es un Orden espiritual natural emanado de Cristo, quien posee toda la paciencia, bondad y misericordia para que el Consagrado vaya tomando conciencia y aceptando que ahora cada aspecto en su vida va tornando su importancia, su relevancia, su propiedad. En lo profundo y personal es una Entrega, un confiar en Dios, una prueba de fe.

Hace algunos años se publicó en nuestro Medio, un Boletín cuyo título decía: “Vivir a Dios en el corazón, ¿cuestión de locos?”, y en verdad mucho de eso vivo hoy día. Y se que para la gentes en general, este testimonio de transformación es una cuestion de locos, porque para la gente del mundo que vive de las dependencias y las necesidades, del reconocimiento de los demás, de querer tener el control de todo y de todos, conducidos por las urgencias y las carreras por ciertos instantes de felicidad, incentivados por tener, por poseer, con miedo a quedarse solos, sintiendo estabilidad con pertenecer a una institución eclesiástica para sentirse aparentemente cercanos a Dios, necesitando adueñarse de los seres amados, queriendo vivir ‘a concho’, o algunos queriendo ya morir…  para todos ellos no luchar o trabajar por todo eso es, a lo menos, una ‘irresponsabilidad’, o un ‘estar mal’, o no ser ‘normal’.

Siendo regido por esta Ley divina, hoy día puedo decir y sentir con naturalidad que ya no corro por comprar cosas que el comercio me ofrece, porque lo que tengo me es más que suficiente; hoy ya no tengo tarjetas de crédito que me endeudan con el mundo, me ocupo de no tener deudas con Cristo; el auto que tengo ya necesita un cambio dirán algunos, pero nunca me falla ni me falta dinero para el combustible; en la casa que vivo con mi esposa y mis 4 hijos aún pago dividendos, pero nunca me ha faltado para cumplir; el que tenga un trabajo estable y me vaya bien no es porque me he ‘matado’ trabajando para demostrar a mis jefes que soy indispensable allí, sino porque Cristo ha hecho que a esta Empresa le vaya bien porque uno de los suyos está ahí, a quien le ha dado además una labor que lo entretiene y sobre todo sustenta; que en este trabajo no vivo pendiente de si me van a echar o no, ni dependo de si la rentabilidad de ésta Empresa esté cayendo o subiendo, sino que me iré cuando Cristo me necesite en otro lado en donde igual tendré el sustento que necesite porque Él nunca hace algo a medias; hoy no me preocupa el ‘futuro’ de mis hijos, hoy les entrego herramientas espirituales para que ellos descubran y vivan la índole que está en ellos, es decir, la cualidad innata puesta por Dios que hace que hagamos Su Voluntad, lo que lleva naturalmente de la mano el sustento que requerimos; ya no me importa el puntaje que obtengan en la ‘PSU’, ni hago que corran esa carrera desenfrenada que aturde su hermosa edad: si ha de ser mueblista o doctor, o sembrador de papas o astrónomo, o rico o pobre, la verdad es que no me importa… solo que sea lo que su índole es; amo a mi esposa sin depender de ella, ni con temor a que me deje solo o se enamore de otro, sin celos posesivos… porque amo su bello espíritu, que se goza cuando alaba y recibe la Voz de nuestro Cristo Dios, su verdadero Esposo Eterno que nos puede hacer UNO en la Vida Eterna; no dependo de tener o no amigos ni de estar cerca de mi familia carnal, ni tengo una necesidad imperiosa de mantenerme unido a ellos por una dependencia emocional o porque sea supuestamente ‘la base de la sociedad’… porque Cristo llena mi alma y la colma de Amor y Paz… y ya no necesito nada más.

¿Dirá usted también: ¡esto es una locura!, ¡esto no es normal!, ¡esto no es correcto!, ¡esto no es ‘moral’!? Y yo le digo: esto es INTERVENCIÓN DIRECTA DE CRISTO, a través de una parte de su Ley espiritual que nos interviene y nos arrebata de lo mundano, es un Sacramento, y se llama DIEZMO.

¿Usted le permitiría a Cristo que lo transformara de esta manera para vivir esta ‘locura’? Porque aquí al hablar de Diezmo no nos estamos refiriendo a una cuota mensual del 10% de nuestros haberes que sustenta arcas de una cierta Institución, ni menos de un 1% fuera de alguna Ley de Dios… aquí estamos hablando de una Ley de un Dios Vivo, no lejano, de un Dios Sustentador, no despreocupado de lo que necesitamos. En concreto, lo que Su Ley nos pide es que le entreguemos directamente lo que a Él pertenece para darnos de esa misma fuente lo que requerimos para vivir sin dificultades en esta realidad.

Quizás esto sea difícil de entender o de aceptar… y lo comprendo, porque yo también lo he vivido así, y en la magia de la entrega me han ido transformando y doy testimonio que nada ni nadie me falta porque Cristo es mi Divino Sustentador.

Eso es CONSAGRACIÓN, un Camino Espiritual, y el Diezmo una de sus portentosas Leyes.

Al final, ¿Quiénes son lo locos?: ¿los que corren en este mundo detrás de quimeras que ofrece el Maligno, o los que vivimos a Dios en nuestro corazón y razón?

CARLOS ALVARADO C.
Sacerdote Menor de Melquisedec

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