Religión, Conciencia y Libertad

 

Aspectos primordiales de la relación entre…Religión, Conciencia y Libertad

La Conciencia es la Jurisprudencia del Individuo Libre. Conciencia del Bien y del Mal; discernimiento entre su valor de libertad y el valor de libertad de los demás; capacidad de dirimir en asuntos que requieren valores, principios y medida de Causa y Efecto; sentido de verdad y de rectitud que aplica desde Sí Mismo en espera de reciproca actitud hacia su persona; justicia en actos propios y exigencia de justicia en el medio de vida; etc. El mayor acto de Conciencia es ‘La Toma de Decisión’. Desde la pequeña y cotidiana ‘tomas de decisiones inconscientes, subconscientes y como efecto mecánico de la costumbre, necesidad e instinto’ hasta la ‘Toma de Decisión’ en asuntos graves, trascendentes y que tendrán Efectos de Cambios…el individuo va determinando la propia siembra de vida;  y de las Causas que reposan en las Tomas de Decisiones se producen Efectos que irán conformando su Camino, su existencia.

Conciencia entonces no se condice con ‘la suerte’, ‘el azar’ o ‘el destino’. La Conciencia se cimenta en la ‘Aceptación de la realidad’: y esto nada tiene que hacer con ‘conformarse con la propia realidad’, sino con una Aceptación que permite ‘ASUMIR’. Por ejemplo: la Aceptación de la propia pobreza material puede conducir al individuo a superar la misma y tomar decisiones que apunten a cambiar dicha realidad. En el ‘conformismo’ o la negación, o en la ira por el estado de vida que no comprendemos, o que no gusta, hay ‘reacción’ o ‘sometimiento’ y no Conciencia.

Los Estados de Ira y Frustración ante la propia realidad nunca tienen su base en la Conciencia, sino en la reacción.  La Consciencia siempre conduce a ‘Tomas de Decisiones’ que al final provocan Cambios. Por lo mismo, el motor del Cambio es la Conciencia. Y la Conciencia no sujeta ni encarcela al Hombre sino que lo hace libre del momento que la persona Asume una Realidad que se dispone a Cambiar, potenciar o conducir de algún modo.

Se ha confundido la fe en Dios o en lo divino con un grado mayor o menor de supresión de la Conciencia. Esto constituye una burda contradicción y un contra sentido.

Desde siempre los Santos y Sabios de todo tiempo han enseñado que es precisamente la Consciencia la vía que permite al Hombre entrar en relación vívida con Dios y sus estamentos superiores. Pero esta fórmula natural ha sido inculcada y tergiversada por la necesidad cultural-institucional que requiere de ‘masa inerme’ para propio objetivo político y para ejercicio de poder en el Mundo.

Cuando leemos la relación de un profeta con Dios, por ejemplo, no asistimos a un sometimiento becerro por parte del profeta y una posesión manipuladora de parte de quién es la divinidad. Vemos los diálogos entre Krisna y Aryuna; entre Moisés y el Dios de la Montaña; y lo constatamos en el ejercicio de los Oráculos de Dios: lo divino habla con (a) la Conciencia del Hombre, y el Sujeto sigue a Dios en (por) Conciencia. Y lo que en términos espirituales se entiende por Obediencia es precisamente la Aceptación de una realidad por Conciencia, es decir: en Libertad.

Lo constatamos en la vida espiritual: los hechos y las luces se esclarecen y potencian si hay Conciencia de aquello que se vive. La Conciencia es la Fe que mueve montañas. La Fe sin Conciencia se estaciona y duerme en la esperanza de lo que no se sabe, ni se entiende, ni se ve, ni se escucha…Y esa ceguera espiritual no conduce a Dios, sino a la trampa religiosa urdida por los Hombres y los demonios.

La Religión-Institucional se basa en la inconsciencia del Hombre. Un Hombre sin Conciencia no es libre. Un Ser sin Libertad es un esclavo.

La institucionalidad gobernante de la fe de los individuos, la procesión y el festival folklórico-religioso, la histeria colectiva y el efecto placebo de la catarsis agrupada, el sacrificio corporal cuan expiación de la propia bajeza humana, la comodidad de que otros administren lo de Dios y uno solamente acude cuando necesite, el asambleísmo que da la sensación de masividad y pertenencia ilusoria, la apariencia social, etc. son los reemplazos artificiales de una Conciencia que en este caso no debe desarrollarse en los asuntos de la fe… no es necesario… Basta con pertenecer a la Religión que da sustento de autoridad y autenticidad.

Cuando el Ser depende de un libro que le afirma como persona, y su verdad es la repetición de pasajes del libro, sin que el Contenido del mismo texto nunca se haya transformado en vivencia y Conciencia que el individuo asuma en forma personal, vívida, testimonial…es un autómata. Porque en la Conciencia el Ser puede hallar Contenidos en un Libro, y hacer de esa enseñanza una experiencia personal; y por Conciencia comprender la profundidad del autor del relato, pero entonces ya no basará su doctrina o idea en los textos impertérritos del libro sino en la vivencia que dicha Palabra escrita ayudó a fomentar en su Conciencia. A eso se llama ‘Sabiduría’.

Cuando los Medios, como un Libro, se convierten en ‘absoluto’ y ‘únicos’…y cuando algo material pasa a constituir algo ‘divino’… se está rebajando a Dios a cosas materiales e interpretaciones humanas. Los Medios como un libro, un guía o líder espiritual, un método, un rito, un conjunto de cultos y ceremonias, etc. deben tener por corazón y por razón a la Conciencia del Individuo. Es decir: la persona debe antes Asumir su propia Realidad Espiritual, y comprender su calidad humana unida y nunca sesgada de su vital calidad espiritual. Sin Conciencia de que el Ser Humano es UN MEDIO y no un FIN, y que el Espíritu que habita en el Ser contiene las claves del Propósito Trascendente… no puede haber una debida relación con Dios. Porque Dios es Espíritu.

La Conciencia tiene su mayor desarrollo y su expansión desde que el Individuo Acepta y Asume la propia espiritualidad, y que en su Interno habita y Vive un Espíritu que es matriz de Inteligencia e Información Universal.  Esta Conciencia es el ‘Sí Mismo’ que se nos llama a amar, es decir: aceptar, asumir, desarrollar, y seguir sin cuestionar. ‘Conocerse a Sí Mismo’ y ‘Amarse a Sí Mismo’ para el Santo y Sabio es un acto de elevación de la Conciencia hacia planos que expanden la realidad más allá de lo material, emocional y mundano, e incluso del Tiempo o lo Temporal.

Los Santo y Sabios van más allá, y proponen el ‘Gobierno de Si Mismo’ que en otras palabras equivale a ‘Poner por Obra el designio del Padre Creador’.

¿Por qué en la Religión esta iluminación espiritual y profundización de la Conciencia es imposible…o es posible en ciertos individuos que escapan o deben romper de algún modo con el cepo religioso que les cobija? Porque si vemos a Francisco de Asís, o Teresa de Ávila, o al Padre Pío, por citar nombres conocidos por el mundo católico, o a monjes budistas que alcanzaron la Buidad, o místicos musulmanes que lograron la iluminación…todos indefectiblemente enfrentaron incomprensiones, críticas y hasta persecuciones de algún tipo en sus propias religiones. Y si analizamos la vida de los Santo y Sabios en las religiones concluimos que nunca siguieron las normas, ni se apegaron a la panacea establecida…sino que aplicaron lo Vívido del Espíritu en ellos mismos aceptado antes por Conciencia (y Tomando la Decisión de) hallar a Dios por su Coherencia espiritual.

La Religión ofrece un andar ‘seguro’, en donde basta con seguir normas y formalidades para hallarse siempre en medio, y jamás expuesto y en peligro. El Camino de la Conciencia Espiritual, en cambio, exige romper con toda formalidad,  y el Ser acepta ponerse en peligro, en riesgo, justamente por Consciencia de que lo divino y superior no está en este Mundo y todo lo de este Mundo acaba, muere y es un Medio. El objetivo de ir por EL FIN, por la Verdad, por el Propósito Trascendente, no puede basarse en la ‘buena voluntad’ sino en La Conciencia.

Los ‘peligros’ del Camino Espiritual se hallan en que la incomprensión y el juicio del Mundo  lleven a desertar de su Coherencia al Sujeto; o que la atracción que su estado ejerce sobre otros lo embauque en la idea de convertirse en una secta que al final culmina por someter la Conciencia de otros.  El modo justo, enseñan los Santo y Sabios,  es siempre enseñar a otros lo que ya Uno ha vivido, y nunca entregar la perla del Espíritu si el otro no practica con Espíritu y Conciencia; y nunca intervenir en la Libertad del Individuo sino que iluminar, advertir, exhortar, enseñar, mostrar y dar luces para que el otro tenga elementos para su ‘Toma de Decisión’. Y así como el maestro no pretende siervos ni ovejas, los discípulos no deben pretender a un pastor sino a un Ser Consecuente. La Confianza y la Reciprocidad Espiritual, aplicando Valores que asienten la Sana Relación entre Guía y Aprendiz, es lo que predomina en el Camino Espiritual. Porque en el Camino Espiritual es Dios el propósito y no el maestro. Y para el buen maestro es fundamental que quienes él oriente lleguen a poner por Obra el Designio del Creador.

La Conciencia de que Dios nos Habita en nuestro Espíritu, y que el Espíritu que nos Vive es Dios En Nosotros, impele a entrar en Relación de Conciencia con ese Espíritu. Para eso se Medita, para eso se Ora, para eso sirven las formas espirituales y místicas, carismáticas y de religiosidad personal. No se Ora o Medita para quedarse en lo mismo o para sentirse mejor en lo carnal o para aquietar las emociones…eso es un efecto. Meditamos, nos Retiramos, Oramos, Estudiamos la enseñanza de Santos, Sabios y Profetas, Discernimos… cuan MEDIO para alcanzar la vivencia del Espíritu que nos Vive… y SER UNO con éste.

Por lo mismo es que la discusión teológica – o las diatribas filosóficas, o los litigios sobre religiones y verdades intelectuales, o comparaciones de exégesis – son un ejercicio humano cuyo sentido único es  alimentar aquella sombra mentirosa llamada: Ego. Y las Instituciones religiosas basan su existencia en el Ego de sus dirigentes: la autoridad institucional. Y son ‘santos’ o ‘dignos’ o ‘respetables’ no por coherencia y espiritualidad sino por ‘autoridad institucional’. Y toda ‘autoridad institucional’ debe contar con algún grado de influencia en asuntos mundanos, pues tal eco es su autenticidad ante los ojos del hombre común.

En cambio, la ‘autoridad espiritual’ requiere coherencia, demostración y resultado… es decir: que el Sujeto sea lo que predica, y aquello que enseña sea lo que ha vivido; que todo lo suyo sea demostrable, y que no haya terrenos exentos o parcelas de pecado que no deban ser tomadas en consideración u omitir por conveniencia; que al aplicar sus enseñanzas en Uno Mismo con Fe y Conciencia se logre un resultado espiritual palpable y vivaz.

Porque el Ser Espiritual no enseña teoría, sino que Camino Espiritual.

El requisito del Camino Espiritual es la Conciencia del Individuo. Y Conciencia Espiritual es la aceptación de la realidad del Espíritu viviendo en Mi Persona. Y Asumir tal verdad es ir en pos de una Relación Vívida con el Espíritu que Me Habita. Y para realizar este Camino es fundamental vomitar, desechar, todo conocimiento previo que podría funcionar cuan dique y muro para el buen fluir de mi realidad espiritual. Y aquí surge el factor preponderante: La Libertad.

La Libertad no es ‘mi libertad’…solamente… sino que es la Libertad del Espíritu: libertad para que éste se manifieste. Coarto la Libertad del Espíritu cuando niego vivencias por temor a sus consecuencias; cuando en la experiencia espiritual temo a perder el control que habitualmente ejerzo desde el ego; cuando coloco intencionalidad, deseos y perspectivas que provienen de mis deseos y frustraciones; pero sobre todo cuando quiero que esta espiritualidad sea una Religión que pueda administrar para fines mundanos.

La Libertad del Espíritu refleja mi propia Libertad para asumirme por lo que Yo Soy, y no por lo que otros quieran que sea, o que yo mismo creí que era cuando yacía en la ignorancia de mi espiritualidad.

La Verdad os hará Libres. Porque la Verdad es el Espíritu, y lo que el Espíritu nos enseña es solamente nuestra Verdad…y eso nos hace libres.

Bajemos un momento a la oscuridad más oscura: cuando se constituye una secta en donde un grupo de seres no aumenta su Conciencia sino que la somete y se coloca a merced de una ‘superioridad’ que ellos mismos avalan, elevan y autorizan… y estructuran algo inferior a la Religión… una cofradía sin doctrina ni propósitos más que la posesión y la auto satisfacción… entonces estamos enfrente de algo demoníaco, no por actos satánicos, sino por propósito de sujeción y encarcelamiento que coartan La Gracia de Dios que permite al Hombre ser PERSONA: La Conciencia.

La clave para dirimir la Libertad del Sujeto se halla en el grado de desarrollo y potenciamiento de su Conciencia.

La secta es la manifestación más deplorable del axiomático atentado en contra de la Libertad del Individuo: del momento que apunta a que éste sea algo infinitamente inferior al grado y nivel de su Conciencia.

La Religión es el modo de acomodar al Individuo en un grado de semi-conciencia que permita la aceptación y la formalidad de la fe en manera que el Sujeto pueda compartir a Dios y al Mundo sin que se haga cargo de Si Mismo en modo total y profundo, y sin que la propia incoherencia sea un problema moral,   y confíe en la administración institucional que le cobija.

El Camino Espiritual es posible solamente si el Individuo ejerce el Valor de su Conciencia desde lo menor de su humanidad a lo mayor de su espiritualidad, y en  todo se hace Libre porque actúa por Opción y por ‘Toma de Decisión’ con el debido Discernimiento, y nunca por coerción, por intereses, por intencionalidades mundanas, y jamás para lograr propósitos a priori que condicionen su Obediencia Espiritual… que es la verdadera obediencia.

Si la Moral es la Jurisprudencia de la Conciencia, o es la Jurisprudencia de la Conciencia la única que constituye Moral en el Individuo: entonces el Camino Espiritual es Moral. Y todo aquello que no permite o socava la Conciencia es de por sí Inmoral.

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