Cuerpo Sacerdocio Menor de Melquisedec

No es fácil entregar una visión profunda y completa de la Orden Menor del Sacerdocio de Melquisedec, sin comentar y explicar el contexto, el sustento o base espiritual sobre la que este sacerdocio se construye.

Todo el camino de consagración y sabiduría hace parte de la «Dispensación de Paz, Vísperas de la Segunda Venida de Cristo». Cristo viene por segunda vez y toda la cristiandad lo sabe, y las diferentes religiones exhortan para la preparación de esta venida majestuosa y liberadora que dará inicio al Milenio de Paz, en donde todo lo conocido en esta Tierra tendrá cambios y una profunda transformación. Pero el punto de quiebre es que el Milenio, como parte de un Plan de Dios, debe ser  preparado conforme a lo que Dios requiere, como Dios disponga,  y no como los Hombres piensan o crean… Por eso el Reino de los Cielos interviene en esta Tierra estableciendo esta Dispensación de Paz.

¿Cómo entender una Dispensación?

Como un tiempo y condición abierta por el Reino -sin decisión de Hombre alguno- destinada a establecer un orden.

No es difícil darse cuenta que este mundo ha entrado en un caos proveniente de cómo el Hombre ha fomentado su desarrollo y ha favorecido las luchas de poderes económicos e ideológicos que han llevado a interminables conflictos bélicos, la debacle valórica en todo plano (familiar, social, religioso, laboral, y tantas otras situaciones y condiciones en que nos desenvolvemos) y bajo estas condiciones no hay fuerza en este Mundo que  pueda conducirnos o prepararnos para recibir a Cristo, y hacernos parte de un cambio destinado a elevarnos de esta condición mortal y temporal.

La Dispensación es entonces el descenso de un estado de Gracia, un regalo de Dios, destinado a intervenir para sus objetivos creativos y para bien de Su Plan, y con esto rompe la mala cadena de Causa y Efecto provocado por el Hombre, con el fin de reconducir a la humanidad directamente donde El quiere que lleguemos, y del modo que El requiere. ¿No es esto una inmensa manifestación del amor de nuestro Padre Creador?

Sacerdocio Celestial

Este Camino de Consagración nace bajo esta Dispensación, y en este Plan la Orden de Melquisedec constituye una de las gradas más avanzadas del sacerdocio. Emplazándose bajo un ordenamiento celestial, es también un sacerdocio celestial, es decir no es invención de Hombre o religión alguna, sino es una orden celestial dependiente del mismo Cristo, y es la misma Orden Sacerdotal que estuvo presente en la antigüedad bajo los designios en Noe, Enoc y Elías -como una historia paralela, resguardada- y que Cristo, en su venida en Jesús,  restaura como un nuevo sacerdocio, sin discriminación de sexo, roles u otras humanas consideraciones o juicios.

Es un nuevo sacerdocio en comparación a las viejas tradiciones elitistas del sacerdocio judío de ese entonces,  y de todo sacerdocio corrompido por las fuentes del poder, del dominio y los afanes de este mundo.  Pero no es un sacerdocio nuevo en este mundo, sino hace parte de la concepción divina del sacerdocio de Dios en la Tierra.

El sacerdocio, en sus inicios, a saber, al menos siete mil años antes de la manifestación de Cristo en Jesús, tanto en la India occidental, como en la Mesopotamia (Persia), en la China central y en Mesoamérica, era concebido como tarea de estirpes humanas nacidas para ejercer tal sagrado deber. Eran los vasos comunicantes entre los reyes y los dioses; eran la expresión de la divinidad que debía ser obedecida y respetada. Tenían los oráculos y conocían las claves secretas; poseían las escrituras y el conocimiento del cosmos. Este poder provenía de una realidad superior que estaba en directa relación con la estirpe de los sacerdotes.

Los ritos, los secretos, las claves, los conocimientos, los carismas del Sacerdocio de Melquisedec, han estado siempre presentes en este mundo, y como sacerdocio celestial que recibe directrices directamente de Cristo, el Sacerdocio de Melquisedec no es, ni será nunca, un sacerdocio estructural, institucional e intelectual; es un don con el cual se nace y se Sella por Espíritu; se despierta gradualmente hasta transformarse en vital y trascendente.

Orden Sacerdotal Menor, bajo la Dispensación de Paz

Los sacerdotes que conformamos hoy la Orden Menor de Melquisedec, hemos transitado el camino de consagración, desde su puerta de entrada «el Bautismo por Aguas y por Fuego», avanzando y formándonos en la doctrina y en las diversas herramientas y formas que el Reino ha dispuesto para su Obra en la Tierra, hasta alcanzar este escalón que constituye un llamado del Reino, que recibimos cuan bendición y aceptamos en humildad y ferviente entrega y compromiso con nuestro Sumo Sacerdote Cristo Jesús.

Nuestro quéhacer sacerdotal y responsabilidades pueden dividirse en dos grandes áreas; una relativa a tareas orgánicas de conducción y formación de consagrados en sus diferentes estados sacerdotales, tareas de expansión de la Dispensación -escuelas, misiones, apertura de nuevas zonas-  y tareas de propia formación, que como sacerdocio celestial es esencialmente sacramental y mística, orientada a la develación de los misterios, obtención de claridad sobre la doctrina, recepción de claves y llaves del Reino, que en su conjunto permiten consolidar la espiritualidad de este sacerdocio y ejercer la magna tarea de ser responsables del legado de estas revelaciones, claves y herramientas celestiales, administrando en forma sagrada esta herencia sobre quienes avanzan sobre esta senda de consagración.

Invitación

Invitamos a investigar sobre este Camino de Consagración y la Dispensación de Paz instaurada por el Reino en estos tiempos.

Invitamos a tener una mirada reflexiva y profunda sobre los acontecimientos que vivimos como humanidad, y la cosecha que cada uno tendrá después del paso por esta vida mortal y finita.

Invitamos a tener una visión Macro, y en esta mirada global, concebirnos como Espíritus antes que personas de carne y hueso,  y por encima de circunstancias de hechos en el aquí y ahora,  concebir «Causas Espirituales» y «Objetivos Espirituales».

Invitamos a que todo Ser de bondad que ame y busque a Cristo, tenga la claridad de que la verdad del Espíritu sólo es comprendida por el Espíritu.

Invitamos a todo Ser a maravillarnos del AMOR de nuestro Padre Creador, y vivir bajo la certeza de que nunca el Padre abandona a los suyos… Y comprender que en esta desviación que el Hombre ha tomado aún podemos evitar sus efectos, conducidos por la Mano de Cristo… Sólo se requiere la opción y decisión libre y consciente por un camino que conduce a lo celestial -desde donde provenimos cuan Espíritus creados a imagen y semejanza de Dios- y que siempre ha estado presente en este mundo.

 

Sabiduría del ejercicio sacerdotal

El sacerdote es un Servidor de Cristo, es luminaria para los Hombres de la tierra.

El sacerdote es un conductor de Hombres, debe tener metas claras y evidentes, metas entusiasmadoras.

El sacerdote que es guía y conductor de Hombres debe alcanzar Sabiduría y rectitud, no abandonarse a las risas frivolas y las bromas mundanas que rebajan su calidad.

El sacerdote debe poseer claridad y fuerza para orientar a los Hombres pues ha sido investido de Posesión Espiritual, la cual ha obtenido honradamente en virtud de Llamados Espirituales, a saber:  Sellos, Oráculos, Oración, Meditación, Fe, Devoción y Entrega.

El servidor en el sacerdocio es un conductor de Hombres y debe explicar la causa justa por la cual el creyente debe ‘nacer de nuevo’.  Un conductor debe cuidarse de no cometer hechos injustos, pues la justicia y la perseverancia hacen que todo salga bien.

El servidor en el sacerdocio debe ser humilde y accesible en su modo de ser: por eso encuentra ayudantes para ejecutar la obra de Dios.

El sacerdote en el ejercicio de su santidad, mediante una concentrada fuerza moral,  puede unificar al mundo y esta unificación dejará un legado de grandes obras… esto implica grandes sacrificios ofrendados.

El servidor se entrega a las leyes del Cielo y sus actos van de acuerdo a estas leyes, reuniendo a la gente en el nombre de Dios.

El servidor en el sacerdocio se entrega a la Voluntad de Dios y obtiene éxito porque obedece a un cambio trascendental a través del anonimato (en cuanto no pretende fama ni reconocimiento) y así asciende espiritualmente sin vuelta atrás.

El sacerdote puede y debe ser como un pozo de agua pura:  debe ser la alimentación del pueblo, ejerciendo rol de un pozo de Agua Viva; debe  poseer en si mismo agua clara y debe dar de esta Agua a todo quien se  acerque, pudiendo dar claridad a todos por numerosos que sean. Todos quienes acuden a este servidor pueden confiar en él. Mientras más entrega la riqueza de su pozo, más se acrecienta la riqueza que posee.

El servidor es un caldero que posee dentro de sí la correcta alimentación espiritual que consagra a otros y transforma la vida de las personas como nada ni nadie lo podría hacer.

El sacerdote del Reino de Dios es un ser Predestinado que bien gobierna a los Hombres para introducirlos en La Sabiduría y la vivencia del poder del Magisterio del Espíritu Santo; tiene la responsabilidad de sacar al mundo de la confusión y hacer que los Hombres recuperen el orden de Dios en sus vidas.

El servidor en el sacerdocio permanece sin vanidad y es capaz de permanecer perseverante al colocar sus virtudes al servicio de Dios: su claridad, luz interior, conocimiento y Sabiduría puesta al servicio de los demás y nunca para sobresalir u obtener reconocimientos o beneficios egoistas o egotistas.

El servidor posee un Poder: es el poder del Espíritu, el cual permite grandes transformaciones. A mayor Poder Espiritual mayor deber de Rectitud. La verdad del Poder del Espíritu es verdadera posesión que debe ser entregada a otros con extrema bondad, en calidad de ofrenda a JesúsCristo. Esta entrega,  para dar claridad a otros, debe ofrendarse con profundo esmero, puesto que la Posesión no es privada o personal… porque todo lo que el servidor es y tiene procede de Dios… por eso la Virtud de la Humildad vive en el Sacerdote Servidor de Cristo.

Orden menor del Sacerdocio de  Melquisedec

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