La Resurrección: piedra de tope de la Fe en CristoJesús

 

Juan 11

11 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.

12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.

13 Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.

14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;

15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.

16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Jesús, la resurrección y la vida

17 Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.

18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios;

19 y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.

20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.

21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

22 Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en el día postrero, al final de los tiempos.

25 Le dijo Jesús: Marta, Yo Soy la Resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá y tendrá vida eterna. ¿Crees esto?

27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

La antigua Ley, antes de los Hechos de Salvación y Restauración que Cristo, el Verbo, instauró en su primera Venida entre los Hombres, determinaba que la promesa de Dios- habiendo Caído la generación Adámica-ante la muerte consistía en la esperanza de que en el ‘día postrero, al final de los tiempos’ habría un juicio global en donde ‘vivos y muertos’ serían puestos en la balanza definitiva, la cual arrojaría: o la segunda y definitiva segunda muerte, o la Gloria al lado de los fieles y santos.

Los escribas y sacerdotes antiguos entonces interpretaban esta condición imaginando a millones de muertos recuperando sus huesos y carne, saliendo de sus entierros, para ponerse ante el Juicio Final. Siempre entendieron que ‘vivos’ son aquellos que están en la Carne, en este mundo, y ‘muertos’ son los fallecidos.

Cristo, el Verbo de Dios Creador, el mayor de los Elohim, encarnó en Jesús precisamente para cambiar el Tiempo y el Estado de Vida en el cual se hallaba el Hombre Caído. De otro modo jamás la estirpe adámica recuperaría su condición original.

Marta expresa la idea conocida: ‘resucitará el día postrero, al final del tiempo’. Cristo zanja: ‘Yo Soy la Resurrección y la Vida y todo el que cree en Mí no morirá’ ¿No es evidente la ruptura con la antigua ley (antigua alianza), y el anuncio de una Nueva Ley de Vida (nueva alianza)? ¿Podemos entonces aseverar hoy que nos movemos sobre Dos Leyes y Condiciones, o somos igualmente herederos de dos alianzas por igual? Una que nos arroja a la espera del día final para una eventual resucitación, y otra que nos da vida inmediata, y por ende JUICIO inmediato, llamada: RESURRECCIÓN.

¿Es lo mismo ‘resucitación’ y ‘resurrección’? No. Resucitación es el retorno del alma separada del cuerpo carnal que regresa al mismo cuerpo y quién despierta es la misma persona de antes. La Resurrección, nos lo explica el apóstol Pablo, es no sufrir la muerte sino ‘pasar’ por la muerte para obtener: de cuerpo carnal un nuevo cuerpo espiritual.

Si Cristo es el Verbo -Dios en Jesús- pero es Cristo desde antes de Jesús, durante Jesús y después de Jesús: porque es el Verbo del Creador y Dios Él Mismo: UNO con el Padre y portador del Poder del Espíritu Santo… entonces debemos entender toda palabra y enseñanza que se nos entrega en la Nueva Alianza como ‘Ley de Cristo’, y esta Ley es para nosotros la Eguía que nos ilumina en el entendimiento de las cosas divinas y espirituales.

De acuerdo con eso: vivos somos todos quienes hemos puesto nuestra existencia en Manos de Dios y nos hemos entregado por la Fe a la Ley de Cristo, y nos hemos colocado por Fe cuan fieles y leales seguidores del Dios Vivo: CristoJesús. Porque todo el que se entrega al Dios Salvador tendrá vida y no morirá: porque Cristo es la Resurrección y la vida.

 

 

 

 

 

 

Así como bajo la vieja Alianza el Hombre yacía en pecado, hoy, bajo la Nueva Alianza NO nacemos en pecado sino NOS HACEMOS al pecado. Y como tenemos a un Dios que es más que el pecado: por Cristo entonces vencemos al pecado. Porque si pecado y muerte fuesen irremediables y esclavizantes para el Hombre: entonces Cristo nunca vino, y los Hechos de salvación jamás acontecieron.

Muertos son, por lo tanto, quienes en Carne o en muerte del cuerpo, han negado a su Espíritu y han inhabilitado lo espiritual para favorecer lo nimio y temporal de la materia y de los deseos. Todo quién no atesora al Espíritu de Dios que NOS VIVE: está muerto, aun si camina, trabaja y exista en este mundo. Y si fenece la Carne y aun así nunca el Hombre despierta a Dios en Si Mismo: entonces el muerto en la Carne pasa a muerte de espíritu…y está muerto sin esperanzas:  y ese sí debiera esperar un Juicio Global en donde tenga la última oportunidad de arrepentimiento, perdón y remisión.

La Ley de Resurrección testifica que Cristo es más que la muerte, más que el pecado y es Dios de Salvación y redención. Siendo un Dios JUSTO: medirá la cosecha de tu siembra, el fruto de tu árbol, los efectos de tus causas, y serás medido con la vara que mediste tu existencia. Los santos son ‘quienes ponen por obra el designio del Padre’. Porque no todo el que alegue obras en nombre de Cristo entrará a las altas Instancias del Reino de Dios. Sin embargo, la justicia de Cristo nos enseña que el Padre Creador ha abierto muchas estancias e instancias en su Reino. La Misericordia es grande en Los Cielos. Pero la Misericordia es al modo y manera de Dios, y nunca como los Hombres la interpretan y la entienden desde su limitación humana.

Mateo 7

21«No todo el que Me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. 22«Muchos Me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?’ 23«Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí; APARTENSE DE MI, LOS QUE PRACTICAN LA INIQUIDAD.’

 

Insistir en la creencia que Marta expresa, y no discernir y asumir el portento de lo declarado por Cristo: es apostasía, es negar a Cristo. Así como insistir en que es ‘Jesús’- el hombre- quién se presentará en la Segunda Venida, y que es a ‘Jesús’- tal como lo entendemos históricamente- al que debemos esperar en cuerpo carnal como en la primera ocasión: es una gran falacia.

Cristo es Dios UNO con el Padre Creador, es el verbo, el Elohim mayor: encarnó en Jesús una vez, y NUNCA antes encarnó, y nunca más encarnará: ahora es CRISTO, el Dios Salvador, el que gobierna y Conduce por ESPIRITU a los Hombres; y será el Cristo Dios el que vendrá en una Segunda Manifestación, desde los Cielos, en una nube como ‘ladrón de noche’ sin que nadie pueda prever, y desde su Magna presencia Divina cerrará este Meridiano de los Tiempos y abrirá, como en un Juicio, las Alturas del Milenio de Paz en donde Los Suyos gobernarán para preparar al Hombre, junto a las huestes del Reino, para la gran batalla de los Últimos Días.

ROMANOS Capítulo 6

Muertos al pecado

6:1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
6:2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su sacrificio?
6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resurreccionó  de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
6:5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

 

GALATAS 2

 

2:17 Ahora bien, si al buscar nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, entonces Cristo está al servicio del pecado. ¡Esto no puede ser!,
2:18 porque si me pongo a reconstruir lo que he destruido, me declaro a mí mismo transgresor de la Ley.
2:19 Pero en virtud de la Ley, he muerto a la antigua Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo,
2:20 y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la Carne, la vivo en la Fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó también por mí.
2:21 Yo no anulo la Gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley antigua: Cristo ha muerto inútilmente.

 

EFESIOS CAPÍTULO 2

La gratuidad de la salvación en Cristo

2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
2:5 precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo —¡ustedes han sido salvados gratuitamente!—
2:6 y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo.
2:7 Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús.
2:8 Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios;
2:9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe.
2:10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.

 

 

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