Crimen y perdón

Como consecuencia del ‘acto de manifestación de perdón’  que 10 reclusos por crímenes de lesa humanidad interpretaron en la cárcel especial de Punta Peuco- de los cuales sólo se conocieron cuatro cartas que se hicieron públicas – y como efecto de la discusión sobre conceder o no conmutación de penas o entregar  algún beneficio carcelario o libertad condicional a violadores de derechos humanos acusados de horribles asesinatos bajo la dictadura militar en Chile, declaramos cuanto sigue:

  1. Todo crimen al amparo del uso del poder absoluto y con el respaldo y usufructúo de los aparatos del Estado es un hecho abominable bajo cualquier régimen; y no hay justificación alguna que haga de estas fechorías algo distinto si el criminal se dice de izquierda o se declara de derecha, o cualquiera sea su auto denominación y motivación.

  2. Los crímenes de terrorismo de Estado, así como los atroces crímenes de guerra, al igual que aquellos cometidos bajo banderas supuestamente libertarias o de ‘guerra santa’, son todos desdeñables, oprobiosos, condenables y deben ser puestos bajo la severa intervención de la Justicia en un Estado de Derecho.

  3. La impunidad ante crímenes que dejan traumas y heridas profundas, generacionales, en una nación es un modo canalla de ahondar las diferencias, aumentar los abismos sociales y radicalizar la memoria de un país.

  4. La Justicia debe emanar sus sentencias y éstas deben cumplirse sin subterfugios o privilegios. Atajos y tratos especiales ante crímenes de lesa humanidad es un modo de seguir matando a las víctimas.

  5. Los condenados que realmente se arrepientes de sus actos deben COLABORAR con la Justicia, ayudar a aclarar circunstancias, romper los pactos de secretos que los atan, y dar alivio a las familias de las víctimas. El verdadero arrepentimiento no es aquel que hemos podido leer en las cartas de los ex militares y carabineros encarcelados por crímenes horribles: en donde se justifica la acción de matar debido a la condición de ‘obediencia debida’ a la cual se hallaban sujetos. Tampoco es un verdadero arrepentimiento ‘entender’ el dolor de las familias afectadas. Porque el verdadero arrepentimiento es REPARACIÓN: y el único elemento reparador en casos como estos es la VERDAD y la denuncia en detalles que conduzca a  los autores intelectuales, y de quienes dieron la orden, especificando aspectos ocultos que han entorpecido las investigaciones;  y que de saberse y esclarecerse podría revertir el cuadro de zozobra y de lentitud con la cual la justicia ha debido trabajar justamente por falta de colaboración y de verdad por parte de los autores y cómplices de los crímenes.

  6. Solo entonces el PERDÓN es real: pedir perdón por el daño y el mal ocasionado sólo puede basarse en un acto de arrepentimiento real, causal y apegado a la Verdad. Ser perdonado solo por ‘pedir perdón’ es una falacia, una burla, una mofa y una inmoralidad. Arrepentimiento y Perdón son hermanas de una misma causa.

  7. Se ha dicho que el ‘perdón es un asunto personal, privado…’ Consideramos que ese argumento baladí carece de sustento moral. El perdón es un acto que nace de la conciencia de la persona pero que tiene un efecto no menor, y hasta determinante, en quienes han sido dañados, o debieran perdonar. Nunca es una vía unilateral que culmina en sí mismo: es un acto que involucra a otros, y esos ‘otros’ por desgracia han sufrido por decenas de años la miseria de ‘no saber’; y se supone que debieran perdonar sólo porque el criminal envejece, enferma y declara un perdón vacío: sin reparación, ni verdad, ni sanación.

  8. Que el sistema carcelario o judicial de un país con presos por crímenes de lesa humanidad y asesinatos bajo dictadura, conceda libertad condicional por motivos humanitarios, o la posibilidad de que los presos mueran en sus casas y no en un calabozo debido a enfermedad terminal, o simplemente otorguen medidas judiciales -que son aplicables en casos comunes – por mitad del tiempo de la pena cumplida, o por buen comportamiento… puede ser discutible… pero delata un grave vacío legal en el sistema de justicia de un país. O bien denuncia que la autoridad de los jueces no consideran las leyes y el derecho internacional.

  9. Dicho esto: creemos que el arrepentimiento con Verdad y esclarecimiento conduce a su vez al derecho a ser perdonado, y por ende, como consecuencia, también acceder a medidas extraordinarias de conmutación, cambios de régimen carcelario, libertad condicional, etc. Pero sin colaboración real y sanación del daño causado NO puede el sistema de justicia y los jueces conceder algún tipo de medida que rompa el más estricto sentido de JUSTICIA.

  10. Considerar que tal sentido básico de JUSTICIA es un modo de retaliación que guarda sentimientos enconados de odiosidad y revancha… es una caricatura. Venganza sería si aún en el arrepentimiento y colaboración con Verdad igualmente consideráramos que el victimario debiera pudrirse en la cárcel sin concesión alguna. Venganza sería si aún en la sanación de la Verdad no diéramos por cerrados los oscuros episodios del pasado. Porque para cerrar ese pasado agreste debe existir la Luz de la Verdad.

  11. Sabemos que no pocas personas con familiares desparecidos o asesinados – debido al dolor causado y arrastrado por decenios -tampoco concederían perdonar y menos apoyarían medidas humanitarias a quienes de verdad colaboraran para hallar a los culpables de los crímenes: y aún comprendiendo tal actitud y razón, no la compartimos. Pues si de verdad alguien colabora y ayuda a la Verdad, y rompiera los pactos de silencio, creemos que ameritaría perdón  y abogaríamos para que éstos recibieran todas las medidas humanitarias que compensen el acto de verdadero arrepentimiento.

  12. Consideramos que si en Chile aún no se han cerrado heridas y nos arrastramos lastres tan pesados por causas por violaciones graves a los DDHH no es porque exista ánimo de venganza: sino porque no ha habido verdadero arrepentimiento y colaboración de Verdad por parte de los militares, civiles y policías que participaron en nefastos actos de terrorismo y muerte. Por lo mismo, no entendemos la postura de los prelados del cristianismo institucional que ahora avalan actos de perdón que son una pantomima, y disimulos que ocultan y siguen manteniendo en las sombras la Verdad de los hechos y sus autores de más alto rango y grado. Como no podemos concordar con las palabras del señor Ezzatti que a nombre de su iglesia sí considera un acto de ‘humanidad’ conceder
    medidas de libertad y de cambios de régimen carcelario sin que nada, absolutamente nada hayan hecho los condenados por sanar y aliviar el dolor de las familias de las víctimas. Y no se puede calificar de ‘venganza’ la exigencia elemental de Justicia y de Moral cristiana: que nos impele a perdonar si hay arrepentimiento y se impone la Verdad por sobre la mentira y el ocultamiento;  y el empedernido pecador declara su mal  y se compromete a‘no volver a pecar’.


  13.  

Sacerdocio bajo la Ley de Cristo

31 de Diciembre 2016

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