Alma… un testimonio, una senda, una opción: Reflexión testimonial de Ricardo Andreé. ¿Es lo mismo Alma y Espíritu?

Alma… Un testimonio, una senda, una opción

(Ricardo Andreé)

Si Alma son Los Sentidos, y es la Psiquis su mayor residuo, y Espíritu es Dios viviendo en el Hombre, mal podríamos orar, dialogar y pedir a Dios por y en Alma, sino que En y Por Espíritu, según nos enseña Cristo, pues el Padre ES Espíritu. Esto nos lleva a concluir que toda relación con Dios es una Oración, y por lo mismo no hay reciprocidad sin Espíritu, y sí hay Unidad Por y En Espíritu.  Pues bien, este es el Camino del Espíritu.

El Alma intenta un contacto con Dios desde los deseos, la frustración, el dolor, la tristeza, la necesidad, la rabia, el resentimiento, la exigencia, la expectativa…o el falso sometimiento, que no es más que la hipocresía de los Sentidos,  que en su derrota intenta recomponerse por medio de una intervención de Dios.

El Alma y su hijo putativo: el ego,  se hallan a la base de la Religión. La imperiosa necesidad de ejercer Poder, influencia, acatamiento, uniformidad en torno a autoridades mundanas, sostenidos por la política y sus formas manipulativas, es un efecto directo y evidente del dominio  del Alma Oscura. Las lealtades humanas, partidistas, parciales, el nepotismo, el amiguismo y la acción de círculos cerrados hacen de la Religión un nudo de duraderos intereses que se entrelaza a la contingencia de los gobiernos del mundo, a factores económicos y a la influencia cultural, provocando en generaciones la confabulación de lo religiosos con la costumbre, y la Religión con la tradición. Y en todo este entramado el ego cumple un rol insustituible: liderazgo, lideres y figuras humanas, como el pastor en la pequeña iglesia, o el Papa en la palaciega estructura del Estado Pontificio, son un elemento central en la Religión; y los propósitos estratégicos  en la Religión se sustentan en el ejercicio del sacerdocio cuan oficio, profesión,  y en el engranaje estructural en el ejercicio de la maquinaria del Poder, para lo cual  ‘el individuo’ es fundamental. Sin ego no habría incentivo, ni motivación, ni carrera, ni sacerdocio, ni religión. En este cuadro, la ‘Comunidad’ es un instrumento para sostener  nomenclaturas del Poder que se alimentan de la asamblea y los ‘corderos’. Precisamente para que la asamblea cumpla su rol de sostén parasitario, ésta no debe pasar de ciertas líneas doctrinarias básicas, y es menester llenar sus espacios con actos y actividades sociales, culturales y alegóricas, en modo que den libre manifestación a la necesidad del Alma, Los Sentidos… y con tal fervor y emocionalidad crean estar viviendo y experimentando algún ‘estado místico’. La repetición de pasajes bíblicos, con sendas explicaciones de acuerdo al pastor que las declara, como la rutina de la misa, en donde los significados son ignorados por el asambleísta, así como la procesión pagana con una figura de yeso a cuesta de hombros ‘sacrificados, al igual que los ‘avivamientos’  del Alma en donde todo tipo de sentimientos y catarsis salen afuera bajo la creencia de que tales manifestaciones psíquicas son divinas… todo eso hace parte del juego que debe ocupar y distraer a la asamblea. El ego incentivado en su expresión intelectual ha dado a los exegetas y teólogos un rol fundamental en la Religión: son la mente pensante y analítica de la curia y son ‘la palabra de dios’.  Desde esta realidad, asistimos a teología de los pobres, que raya en la práctica guerrillera, y a estamentos herméticos basados en el uso del dinero y el secretismo. Vamos  de quienes se atan a la Biblia y piensan y hablan en versículos, a los que concluyen que son ellos la única verdad y el resto de los Hombres están ya condenados. Luego asistimos al sectarismo que acusa a otros de secta maligna. Hemos comprobado muchas guerras entre religiones y entre supuestos hermanos de una misma creencia. Pero, precisamente, como son estructura vital para la maquinaria del Poder Mundano, no pueden caer, y muchas veces son sostenidas por el Estado, como lo fue el catolicismo por siglos, como lo es la estructura evangélica en algunos países de Europa, como los Anglicanos en Inglaterra, ciertas sectas budistas en el Tibet que cuentan con el auspicio del gobierno Chino, como también el cristianismo oficial en la misma China, que es ‘religión de Estado’.

Todos los valores más esenciales y sensibles de la Fe han sido sistemáticamente violados por la Religión: como la Paz. No sólo históricamente han sido las religiones las causantes de guerras y confrontaciones, sino que hoy la religión está a la base de la doctrina de la retaliación y la venganza en el Oriente Medio. La Moral que tanto gusta a los hipócritas ha sido saqueada por la pedofilia cuan costumbre antigua y actual en las religiones, sobre todo en aquellas que restringen el matrimonio o imponen el celibato; el adulterio, entre el mundo religioso en donde sí se permite el matrimonio, es una práctica derivada del exceso de poder que los varones siguen ejerciendo en la mayoría de las religiones del mundo. Sin embargo no caen. Ni el escándalo del Banco Ambrosiano – del Vaticano – y su estrecho connubio con la organización mafiosa ‘P-2’, en los años 80, provocó una trazo de quiebre en la curia papal, ni siquiera vergüenza mostraron. No pueden caer: son el aíre ponzoñoso que garantiza la adormidera de mucha gente.

Y esa bazofia mundana ha sido himeneo forzado ante la idea de Dios. ¿De verdad alguien puede creer que en esa historia y realidad diabólica se halla una estela sagrada, un aliento ligero de Dios?

El Camino del Espíritu requiere, como condición prioritaria, que el Hombre se asuma como Persona, y elimine el complejo de ‘becerro’ que le ha sido incrustado desde la cuna. ‘Conocerse a Sí-Mismo’, puede ser un inicio. Pero ya en las palabras hay trampas que nos desvían: el ‘Sí-Mismo’ es un acto de Discernimiento Objetivo que enjuicia al ego, los conocimientos inducidos, las ideas de moda, la influencia social. Es decir, el ‘Sí- Mismo’ coloca sobre el cedazo aquello que ‘creemos que somos’ y va colando eso que ‘realmente somos’. Si hay ego-centrismo o egolatría, miedo,  vergüenza social, o ideas pre-concebidas de acuerdo a cánones de ‘inteligencia’   ‘misión’ ‘belleza’  ‘resultados’  ‘necesidad’  ‘planes’  ‘expectativas’… lo más probable es que no nos guste o nos sorprenda el resultado. No puede ser el ‘Conocerse a Sí-Mismo’ una terapia para afirmar algunos cabos sueltos. Se requiere un Orden de Persona: hablamos de Camino del Espíritu, por ende es El Espíritu la prioridad que nos debe guiar. Se Es Persona porque se posee una Semejanza de Dios en Uno: El Espíritu. El ‘Sí-Mismo’ que debemos conocer es, justamente, nuestro Espíritu. Entonces entenderemos aquello de ‘Amar a Dios como a Ti-Mismo’. Es obvio que Dios no habla del amor de los sentidos, ni es al ego que se refiere con ése ‘Ti-Mismo’.

Tratándose del Camino del Espíritu debemos ‘Discernir el Alma’. Esto quiere decir: ‘Conocer el Alma’ en su rol y en su calidad. Nuestra Alma puede ser Oscura o de Luz, no lo sabremos hasta no vivirla y desde la vivencia…conocerla. Finalmente, tenemos que entender que la Mente no es independiente del Alma – Sentidos- Emociones- y del Espíritu. Si damos a la Mente un tercer poder, equivalente al Alma y al Espíritu estamos definiendo un Tercer Yo, el psicológico. En la Prioridad del Camino Espiritual el factor psicológico es un ‘agregado’, no un elemento causal. Es un ‘Tercer Yo’ no porque lo sea realmente, sino por el poder que el Hombre le entrega. Cuando los científicos ‘descubren’ que ciertas zonas del cerebro se activan en la Oración o en la Meditación, dicen haber descubierto ‘la causa’ de la Fe. En realidad ellos ven las cosas al revés: es el ‘estado de Fe’ el que incentiva, abre y activa sectores del cerebro que habitualmente están pasivos. Lo que es Efecto, para la ciencia materialista es Causa. La mente no es Causal. El Espíritu lo es. El Alma lo es. Hablamos de Tres Yo porque son los Tres centros que  el Hombre puede percibir como ‘trascendentes’. Pero en el Camino del Espíritu el Hombre es Dual.

El Hombre no puede prescindir de una Pertenencia Divina. Los caminos independientes que propone la ‘nueva era’ no son tan autónomos como se presentan; todo camino humano que escapa de la condición material, y toca algún estamento de lo espiritual, se liga, inevitablemente, a una fuerza atemporal. Sabemos que quienes trabajan con el Tarot, lo asuman o no, lo sepan o lo ignoren, están enlazados al ‘dios Pan’, que es un ente menor de Las Tinieblas. Sabemos que quienes trabajan con el sistema Reiki se hallan bajo la mayordomía del maestro japonés que lo reveló, y éste lo recibió de una entidad intermedia de los cielos ancestrales de la religión que éste hombre practicaba, eso quiere decir que aunque quién practica esta ‘iniciación’ nada sepa de la mayordomía que actúa sobre su persona, ésta ‘pertenece a dicha casa espiritual’ y no irá, en la muerte, a otra casa, sino a ésa que sirvió en vida.  Bien o mal, así funciona. El Ser humano no tiene el poder para acceder solo y de mutuo propio a esferas Macros, divinas o a mundos espirituales. Siempre el Hombre deberá ‘fijar pertenencia’, y lo hace desde que opta, aunque no lo haga con toda claridad, pues el hecho de pedir, orar o depender de una entidad, lo hace ‘parte’ de ese Orden.

Esta realidad nos llama a ser cautos. Debemos Optar en Conciencia. No podemos pertenecer en la ignorancia, como si se tratara de un juego. Eso es peligroso, y nunca conlleva buenos efectos para quienes intentan paseos pusilánimes y pueriles, o arrogantes y desdeñosos en torno a la vida y practica espiritual.

A  este punto de esta exposición nace la necesidad de dar  testimonio sobre el Camino recorrido, pues desde la mentalidad religiosa mundana no se entiende  cómo, desde la Sabiduría ligada al I Ching, pudimos alcanzar a Cristo. Claro, desde la Religión se hace necesario que reneguemos de la primera práctica en torno al I Ching para luego aceptar la religión cristiana. Pero como nunca recorrimos el camino de la Religión, sino que hicimos un andar Espiritual, las cosas son muy distintas.

Jamás el I Ching fue para mí, y luego para quienes han caminado sus sendas, un juego de azar, un oráculo genérico, un sistema de adivinación. Y nunca lo fue porque éste método llegó a mis manos como respuesta a un estado espiritual, no religioso, no mental, no intelectual, sino netamente místico, carismático y espiritual. Sin lecturas religiosas, sin enredos teóricos, meditaba para llegar a Dios. Así de simple. Nunca dibujé una cara definida al Dios que buscaba, ni lo amarré a una religión: si es Dios no tendrá faz, o tendrá cualquier rostro; si es Dios vendrá por Espíritu, y desde ahí podrá estar mejor representado en una o en muchas…o en ninguna religión.  Mi paso por el budismo nunca fue teórico, ni religioso: sencillamente medité, medité, medité sin cuestionar, y dejaba de meditar para entrar de lleno al mundo, libre, sin restricciones, y salía del mundo, herido y enlodado, para nuevamente meditar, meditar, meditar. Así, hasta que llegué ante un muro oscuro: y ya no avancé, y fue ahí que pedí a un Maestro que me hablara, que me condujera, que razonara. Llegó el I Ching. Entonces me propuse entender con quién trataba, quienes eran estos Sabios y Santos. Estudié el libro, luego investigué la historia, la cultura y la política de China, y me hice Sinólogo. Leí a los clásicos chinos, amplié mi visión hacia Japón y Corea. Saturado el conocimiento: lo deseché como vehículo exclusivo y medité, y en mis meditaciones entré en relación con los Santos y Sabios: seres Vivos, con voz, presencia, personalidad, nombres y roles. Nunca el I Ching,  para mi vivencia,  fue un libro, sino que en verdad el I Ching es el Conciliábulo de Sabios y Santos que se hallan activos en este Cielo Espiritual. El libro es un medio, no un fin. Pues bien, ellos fueron mis Maestros, y en realidad fue como Un Maestro, porque nunca se desmintieron entre ellos, y siempre actúan como un Cuerpo con diversos roles y claridades. El propósito de estos Sabios y Santos es conducir al Hombre hasta una altura llamada: Camino Medio.

El I Ching no es una Religión, y no habrá Religión que pueda usar este medio de Sabiduría: solamente quienes transiten por el Camino Espiritual. Ahora, este Camino Medio no es la meta de Dios. Y eso es muy evidente desde el inicio: nunca estos Sabios y Santos se calificarán a sí mismos cuan dioses, no ellos lo harán, quizás los Hombres lo hagan en relación a ellos, pero ellos jamás se auto-proclamarán dioses, porque no lo son. Y si algún espíritu que dice representar a este Conciliábulo se dice a sí mismo, dios, o un  tipo de dios…es un demonio, es un engaño. Y son éstos Seres de Paz quienes enseñan la Verdad de Dios: no es posible entender a Dios, el Soberano Celeste, sin alcanzar el Camino Medio. Nadie que esté sumido en La Tierra y entremezclado en la vida del Hombre Común y entretejido en los Sentidos podrá nunca discernir las alturas de Los Cielos. Sólo el Hombre Superior estará en condiciones de Discernir los Caminos del Reino Celeste, y Optar.  Esto es lo que intentamos decir con la aseveración de que la Religión, en su estricta forma y formalidad,  nunca será instrumento para alcanzar la elevación espiritual real, pues no coloca al Hombre en grado de Discernir, sino que lo somete a la Tierra y al común de lo humano. Y no decimos que un Ser siendo parte de una Religión no pueda llegar a Dios, no. Decimos que todo Hombre, en una Religión o fuera de ella, puede llegar al Camino del Discernimiento por Vía Espiritual, por Camino Espiritual, y nunca ciñéndose estrictamente a la formalidad mundana de la estructura religiosa. El Padre Pío alcanzó el Discernimiento Espiritual, como Teresa de Ávila, no por pertenencia católica, sino por Camino Espiritual Personal, y Pertenencia a Cristo.

En lo Macro del Camino Espiritual no existe Religión, sino Orden de Pertenencia. Y el Orden, de los Sabio y Santos,  no amarra, no condiciona, porque ellos se hallan en el Camino Medio entre los Hombres y Dios. Desde La Sabiduría puede accederse al Discernimiento del Orden Celeste. Desde ese Camino Medio, espiritual, real, vívido, en estado espiritual, se presentó JesúsCristo. No porque yo lo llamara, sino porque en el Discernimiento pedí saber del Dios que los Hombres siempre han tenido como a su guía hacia las alturas, no a otro, sino al Dios que lleva al Padre Creador. Entonces los Sabios y Santos me enseñaron el signo 51 del I Ching: el Hijo Primogénito. Y desde esa vivencia, en ese signo, conocí al Cristo que es Dios, no al Jesús de las religiones, sino al Dios Verbo, al  Poder Suscitativo que representa ante el Hombre todo el Poder del Reino Creador. Y fui testigo, y lo declaro una vez más: nunca había escuchado, visto y sido partícipe de tanta alabanza, glorias y reconocimiento sublime hacia Cristo Dios como aquella vez en que los Santos y Sabios alzaron su coro ante la Presencia del Dios de los Hombres y de los Ángeles. Ante esa vivencia, que declaro, escribo y siempre declararé sin temor, es que Opté por Cristo, en Espíritu, y nunca por Religión. Entonces los Santos y Sabios se pusieron a disposición del Dios Celeste,  y aún hoy siguen ayudando en la misión de Consagrar creyentes por medio del Camino Espiritual.

Desde la innata separación de la Religión esto es incomprensible: nadie puede tener un libro chino y ser cristiano. Pero es que el I Ching no es chino, sino universal, y no soy, como no somos los Consagrados, cristianos, sino Consagrados a y en Cristo. Y no vivimos a Cristo como ‘gran hombre’ sino por lo que Él nos ha revelado y tal como Él se nos ha presentado: Verbo, el Alfa y la Omega, Dios Primogénito, Salvador, Único Poder que conduce al Padre Creador… Dios Uno con el Padre de la Creación. Así se nos presenta, así lo conocimos, y no podemos aceptar otro Cristo más que aquel que vemos hasta ahora y hemos visto en este Camino Espiritual. Y sabemos de la Salvación no por exégesis, teología o lectura: sino por revelación. Y en este Camino Espiritual se nos mostró que dicha Salvación se ha ejecutado en los Tres Días en que Cristo Dios Restaura y Vence. Y que esta Gracia de Dios se concede al Hombre para que alcancen la Voluntad del Padre que lo creó cuan Espíritu divino. Y se nos ha mostrado, nunca lo hemos leído, que Sabiduría es la Madre del Cristo Dios, Co-Creadora con el Padre, y es el Magisterio del Reino de Dios, y es la Autoridad de todo Poder en las Criaturas que reciben Unción y Sacerdocio real de Mano del Padre. Hablamos del Espíritu Santo: La Madre Sabiduría.  Y sabiendo esto por vivencia y revelación, estando Vivos en el Espíritu, vamos a leer escrituras y libros… y grande es nuestra preocupación por la mano del Hombre en estos escritos, y superior es nuestro espanto por la distorsión Cainita en gran parte del conocimiento religioso del Hombre de este Mundo. Entonces sí sabemos, aquí y ahora, que el Anti-Cristo ya ha fijado su Principado de confusión y apostasía en este mundo.

El Camino del Espíritu requiere Humildad: aceptación mansa y quieta de la Verdad que se nos presenta y revela. Y sin Amor todo se rompe y muere: en el Camino Espiritual se Vive el Amor de Dios, que es infinitamente diferente al amor de los Sentidos de los Hombres comunes de este Mundo. Este Amor nos sostiene, por este Amor vivimos.

El Alma es llenada de Luz en el Camino Espiritual. No gobierna, pero en su rol de esposa del Espíritu, en las Nupcias Sagradas, se explaya en el goce espiritual, en la plenitud, en la Paz. Entonces se entiende el Plan de Dios en el matrimonio no como unión religiosa y para fines sociales en el mundo, o producto de necesidad del ánimo, sino cuan Plan de Deidad. Sí, hay una clave maravillosa en el matrimonio, pero ambos seres, varón y mujer, deben transitar por el Camino Espiritual, y en éste esposar  al Alma y al Espíritu, y luego hacerse Uno con el otro: ¡dioses sois! 

¿Somos excepcionales? Todos somos excepcionales. Todos podemos elevarnos al Camino Medio, y desde ahí Optar por el Camino hacia Dios, dejando que sea Dios quién nos guíe y se nos muestre. En el Camino Espiritual no hay condicionante mental, y menos condiciones previas. No somos exclusivamente ‘elegidos’, nada más somos ‘andariegos’,  y hemos recorrido el Camino Espiritual. Y si este tramo está abierto por nuestras huellas, bien o mal, y sabiendo que otros lo harán mejor que nosotros, no vemos para qué se deba buscar otra puerta, si la nuestra está abierta de par en par. Ojalá existan otras, y de seguro las habrán, pero queremos precisar que no somos una Religión, ni es nuestra base la doctrina, sino que somos religiosos como efecto de nuestra espiritualidad, y sí poseemos doctrina cuan resultado de lo vívido y de lo revelado. Nada es nuestro, nunca hemos estudiado antes para concluir un tema: todo lo escrito es por Inducción del Magisterio que nos guía: La Sabiduría. No creamos, transmitimos. No elaboramos: damos testimonio. No litigamos: exponemos.

Tal ha sido este Camino Espiritual. Otros serán por vías distintas. La nuestra fue así, no elegimos que así fuese. Pero defendemos con fuerza su verdad y autenticidad.

Con estas palabras queremos poner en claro nuestra respuesta a los requerimientos religiosos y de Religiones que nos piden aclaraciones y precisar doctrina, y esas cosas que tanto gustan al control humano: la urgencia por encuadrar y encasillar a otros para saber si pisa ‘mi terreno’ y ‘de qué debiera cuidarme’.  Tienen razón en todo aquello que nos han dicho: no somos una Religión, no somos cristianos, no somos bíblicos, no somos evangélicos, no somos mormones, ni católicos carismáticos, ni taoístas, ni budistas… Porque ser uno de esos títulos es fijar pertenencia en la Tierra y entre los Hombres, para juego del Mundo. Y somos todo eso: porque si esos apellidos están en el Dios Único, entonces todos estamos bajo el mismo Dios. Ahora, mal podríamos esconder el medio que nos condujo a Cristo, por diplomacia con el mundo religioso: no, seríamos parias y anatemas si así procediéramos.  Somos Consagrados porque nos hemos consagrado a la Verdad recibida, y al Sacerdocio que nos ha sido delegado por Mano Divina. Por Sabiduría porque sin la Madre Sabiduría nunca habríamos llegado a Discernir la Verdad de Dios. En y a Cristo: porque no hay otro Dios al cual los Hombres puedan acceder, y si no hay otro, nada más que Él puede presentarse ante los Sabios y Santos que le sirven con tanta Devoción y Humildad. Eso se llama…Verdad. No la de los Hombres. Sino aquella que se muestra en la pureza del Camino Espiritual.

Ganar el Alma para la Unión con el Espíritu. Irradiar desde la unidad espiritual toda la potencia de La Sabiduría hacia la Mente. Sembrar  aquello que fue en Uno Sembrado. Conducir a muchos por el Camino Espiritual para que también ellos alcancen La Verdad que solamente fuera de este Mundo, y exento de todo egoísmo mental, egotista y de los Sentidos…  puede lograrse…Todos podemos lograr. Porque desde los Hechos de Salvación: TODOS SOMOS ELEGIDOS.

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