¿Quiénes somos?… Objetivos, Doctrina, Orgánica… lo que somos

Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz ¿Quiénes somos?

Esta exposición aclaratoria toca los puntos que por lo general preguntan y nos presentan los creyentes. Concluye con la lista de los-as sacerdotes y consagrados-as autorizados para realizar trabajo público, y por lo mismo son ‘el rostro’ de esta Dispensación, y ocupan puestos dirigentes en la conducción de la actual Dispensación.

El objetivo de este material es que el mismo sea adjunto del libro ‘La Ley de JesúsCristo’, y no se entregue como  material aparte.

 

Dispensación

Una Dispensación consiste en una intervención directa del Reino de Dios sobre el orden de los Hombres. No desmiente lo anterior (declarado y revelado) sino que esclarece, reordena y restaura aspectos fundamentales de  la práctica de Fe. Es ‘Dispensación’ porque es Dios quién ‘dispensa’ un ordenamiento de fondo para que los Hombres alcancen los propósitos del Reino. Es un modo de exención, de exculpación Por Gracia, que Dios ejecuta ante los desvíos en la fe que los Hombres llevan a cabo en un período largo y bien determinado de tiempo.

La Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz fue enteramente revelada por Voz, Presencia e Inducción del Cristo Vivo. Durante el tiempo de intervención del Reino hubo manifestaciones y claridades sobre la calidad divina de La Madre Sabiduría, el Espíritu Santo. El Sello Mayor de este conjunto dispensatorio provino del Padre Dios, en Presencia, Manifestación y Potestad.

Siendo Dios quién toma este Orden en Sus Manos, es el mismo Dios quién da y entrega testimonio de estos eventos, verdad y hechos; por ende, el Hombre no debe creer -o no creer- en el contenido de esta declaración movido por conjetura o partidismo humano, sino que en humildad y apertura debiera Orar a JesúsCristo y solicitar, en retiro y paz, una Palabra de Testimonio a Dios mediante La Biblia, y con espíritu de amor por Dios debiera pedir Espíritu Santo para discernir la verdad que se  revela ante sus ojos.

El ‘Sentido’ de esta Dispensación, según Palabra del Cristo Vivo, es: ‘Consagrar creyentes’. Esto significa que el Reino ordena, en este tiempo, dedicación y esfuerzo en y para la elevación espiritual del que ya cree y/o tiene algún grado de fe, y ya no es menester dedicarse a convencer incrédulos, los cuales se han apegado a dioses del mundo y a propias creencias. Esta tarea se enmarca en la condición de Vísperas en la cual nos encontramos, y que hoy pasa por ‘el Tiempo de Tribulación’. El ‘Sentido’ de una Dispensación siempre va en pos de ‘lo que vendrá’, y propone saltos y avances en aras de alcanzar un estado espiritual que prepare al Hombre para aquello que ‘se anuncia‘, ‘lo venidero’. Nunca una Dispensación desciende para resolver asuntos pasados o arreglar situaciones estrechas que conciernen al hoy. Pasado y presente son también ordenados mirando a conseguir el objetivo de futuro. Consagrar creyentes, por lo mismo, es ‘misión’, ‘tarea’ y ‘acción’ de futuro que comienza hoy y establece una justa relación con lo vital del pasado, sin desmentir lo anterior, sino esclareciéndolo.

 

Doctrina

La Doctrina central revelada por el Cristo Vivo es, en sustancia: a) que el Hombre es Salvo desde los Hechos de los Tres Días, en los cuales JesúsCristo en plena posesión de su divinidad provoca el cambio revolucionario en la Ley de Vida de la humanidad; b) que antes de estos Hechos el Hombre yacía ‘caído’ (la estirpe o generación Cainita) o bajo ‘trasgresión’ (la estirpe o generación de Abel); el Cielo estaba cerrado, y la muerte se hallaba en posesión de los infiernos, y era el Abismo una ley de ‘eterno retorno y deuda’ que amarraba a los Hombres cuan esclavos de su carnalidad y pecado; que los santos tampoco entraban a Lo Superior, sino que al morir ‘dormían el sueño de los justos’ en espera de la primera Resurrección y la apertura de las Altas Instancias del Reino; y el Espíritu de Dios vivía acallado, silente, aprisionado y subyugado en la Generación Caída; c) que es Cristo quién libera al Hombre de este estado, durante su descenso a los infiernos, en el lapso de los Tres Días, desde la muerte carnal en la cruz al día de su reaparición victoriosa, y su labor Sacerdotal Superior por cuarenta días; y en estos Tres Días el Cristo arrebata potestades de vida y muerte a Lucifer, derrota a los infiernos, cierra la ley del abismo; abre los Cielos, despierta y eleva a la Derecha del Reino a los Justos y Santos, y establece la Ley de Resurrección como ‘ley de vida’ o ‘Buena Nueva’, en donde todo Hombre será medido por sus frutos, de acuerdo a sus obras y fe, siembra y cosecha; d)  de este modo el pecado como origen en y del Hombre es borrado, y ya no nace el Hombre en el pecado, sino EN LA GRACIA, y se HACE AL pecado según su condición Carnal, siendo Cristo quién derrota todo pecado, y por Él todo Ser puede obtener la senda que lo conduzca a la Voluntad del Padre; e) se entrega La Gracia para que el Hombre alcance al Padre, y es Cristo quién conduce y abre el camino al Padre: he ahí el punto estratégico de La Salvación; f) por cuarenta días el Cristo Victorioso Dispensa sobre Los Suyos, incluyendo ‘sus otras ovejas’ -el ‘otro redil’- y visita a toda la Estirpe de Abel y Set en el mundo, y todo Sabio y Santo recibe su Presencia y acoge la ‘Nueva Buena’, es decir, la ‘Nueva Ley de Vida’; g) Cristo asciende a su Origen: el Verbo retoma su puesto a la Derecha de Dios Padre; y Desciende sobre todo Espíritu de Hombre el Magisterio, La Sabiduría del Espíritu Santo, en modo que ‘el Espíritu enseñe todo lo de Dios al Hombre’. Este conjunto de Hechos son la sustancia de La Salvación. Esta Doctrina debe hacerse Viva en toda persona de fe, no solamente en forma teórica, sino que práctica, aplicada a la propia visión de Dios, tomando sobre sí la responsabilidad de esta Nueva Ley de Vida y proponiéndose alcanzar con Cristo la Voluntad del Padre.

Esta Doctrina confirmada por Voz de Cristo y Revelada por Él nos enseña que: desde la fe en el Cristo Victorioso todo creyente debe Consagrarse. La Consagración posee ‘Sellos’ que van uniendo a la persona al Cristo Vivo, en una Relación Personal que abarca todo aspecto de la vida, exigiendo coherencia y verdad en todo espacio y tiempo de la existencia humana.

 El Sello Bautismal es el primer compromiso, convenio, básico que se establece entre el Consagrado y CristoJesús. Por este Sello todo creyente entra en el Sacerdocio de Cristo: un Sacerdocio que no es del tipo antiguo, que no alza iglesias o instituciones, que no trabaja para cosas del Mundo sino para Plan de Dios. Un Sacerdocio de hombres y mujeres bajo una Ley: La Ley de JesúsCristo, por Él revelada y dictada. El Bautismo, de verdad, no es mandato de Dios para los inocentes nacidos En La Gracia, sino un Sello que el Hombre debe adquirir por conciencia en edad adulta, cuan opción de fe y compromiso con Dios y su Plan. No es sinónimo de ‘pertenencia’ eclesiástica: el verdadero Bautismo es Pertenencia a Cristo, y es un Sello Sacramental exclusivo de JesúsCristo, y relaciona a la persona a su Guía, Salvador y Dios.

 

El tipo de unión orgánica

Cristo ha encomendado constituir ‘Cuerpos de Consagrados y ‘Cuerpos de Sacerdotes», bajo números (de consagrados-as y sacerdotes) definidos y con tareas específicas;  ha ordenado tres Tipos de Uniones entre Los Hombres -Hermandad, Comunidad y Misiones – cada una amalgamada por ‘Cuerpos de Consagrados’ y ‘Cuerpos Sacerdotales’, según su Sello. Ha decretado la ‘Mayordomía’ del Sacerdocio sobre Poderes, Dones, Sacramentos y Carismas, Oficios y Misiones. Esta Mayordomía significa que el Sacerdocio no puede ejercitar mando o influencia según criterios particulares, sino que es JesúsCristo quién Manda, Define, Quita, Llama y Sella en todo lo referente a la Consagración, y es ‘Mayordomía’ porque este Sacerdocio ‘administra’ la porción de responsabilidad que pertenece al Reino de Dios. Para que esto sea así, y no una intención de buena voluntad, JesúsCristo ha declarado su Mandato Directo sobre esta Dispensación, y ha consignado en manos del Sacerdocio Mayor y del Nazarenato las Llaves que abren las Puertas de Su Reino y permiten la Relación Viva, directa, tangible y vívida con el Cristo Gobernante. Y cuando declaramos que el Cristo Vivo habla, declara Sentencias, decreta, quita, Llama, y ejerce su Mando Directo… estamos diciendo esto en forma literal, no con imaginerías de por medio o especulaciones animistas o intermediarios que le representan: los modos y formas de Dios son sagradas y solamente Dios puede dar Testimonio de declaraciones como éstas, y nuevamente pedimos al lector que es  creyente que Ore y en Paz pida con humildad la Palabra en la Biblia, y sienta a su Espíritu y pida Espíritu Santo… lo del Reino es avalado por el Reino.

Objetivos primordiales

Es Objetivo de la Consagración: a) que todo creyente sea, por SelloSacerdote bajo la Ley de Cristo; b) que todo Consagrado-a sea conductor-a, maestro-a y guía de otros creyentes en camino de consagrarse; c) que todo consagrado-a construya su Relación Personal con el Cristo Vivo, y no de acuerdo con lo que uno cree o quiere, sino en concordancia con la Voluntad del Cristo Vivo; d) que todo consagrado-a alcance el Poder de Discernimiento del Espíritu Santo: La Sabiduría; e) que todo consagrado-a llegue a conocer con claridad la Voluntad del Padre para colocarla por obra en su vida.

De esta forma, el creyente se Consagra y se prepara para el Tiempo que Viene; de esta manera – y esto es fundamentalestará en grado de reconocer y ser reconocido (al) por el Cristo Vivo que Vendrá ante este mundo ya no cuan Hombre,  sino en su plena calidad divina y en plenitud de sus Potestades; bajo este Orden y estado espiritual, y siendo ya un Hombre Nuevo, podrá el(la) consagrado-a entrar en el Milenio de Paz y cumplir allí las misiones y tareas que el Reino guarda para cada uno de Los Suyos.

La Dispensación actual ha descendido para preparar Agentes de Dios para el Tiempo Futuro que está en Cierne. Esa es la esencia.

De acuerdo a todo esto, el Sacerdocio de esta Dispensación es y ha sido Sellado y ungido por Mandato de JesúsCristo, y es La Palabra de Dios quién lo autentifica, avala y sostiene.

¿Cómo se inicia esta Bendición? ¿De dónde provienen las personas que hoy conforman el núcleo sacerdotal que dirige y administra el Sacerdocio bajo la Ley de JesúsCristo? ¿Son una iglesia? ¿Se califican como ‘cristianos’?

No somos escisión de iglesia alguna. No teníamos intención de llegar al punto de Gracia en el cual nos hallamos hoy,  completamente asumidos. Nunca quisimos ni postulamos a organizar o ser parte de algo similar a la Bendición que ahora tomamos sobre nosotros con humildad y alta responsabilidad. Jamás supimos hacia dónde iba la serie de eventos que fueron hilvanándose ante y entre nosotros. Éramos personas provenientes de diversas experiencias religiosas, y en algunos casos simples ‘buscadores’ de la trascendencia espiritual. Lejos estábamos de JesúsCristo: hubo quienes habían vivido cultos budistas, otros taoístas, pocos en alguna iglesia evangélica, y no escasos se hallaban sumidos entre las creencias de la ‘nueva era’. Hubo una relación transitoria con los hermanos Mormones y con los hermanos Carismáticos Católicos. Si hubo un elemento que nos unía en interés y guía, ése fue el I Ching, el antiguo libro de Sabiduría, y gran parte de los hechos acaecidos fueron consultados y orientados por este Santo Instrumento. Pero nada de todo esto fue programado: las cosas surgieron de manera natural, muchas veces anunciadas por Dios en sueños, meditaciones y por medio del Sabio Oráculo. El centro neurálgico de esta vivencia lo constituyó un lugar específico: una montaña que insistente se presentó por años como una imagen que de a poco fue descubriéndose y finalmente identificándose. La llegada a esta  montaña fue en sí mismo una verdadera experiencia mística, y ya desde el acercamiento al lugar fue apareciendo la figura de Jesús, para sorpresa nuestra y contradicción en nuestro modo de concebir la divinidad. Nunca tuvimos iniciativas para postular a tal o cual imagen o referencia: estuvimos abiertos a vivir aquello que se nos presentara. En nueve semanas, entre diciembre del año ’90 a marzo del ’91, vino el Cristo Vivo y literalmente nos Llamó y Tomó, declarando la verdad de un Plan pre-terrenal que en esencia era y es La Voluntad del Padre que debe ser puesta por Obra de por vida: una siembra para que el Reino coseche.

No hubo culto religioso, ni iglesia, ni condición cristiana previa… nada sabíamos de la doctrina más profunda del cristianismo, éramos ignorantes hasta de las palabras y nomenclaturas que son fundamentales en la enunciación de la fe en Cristo. Los diálogos y mensajes del Cristo que venía a nuestro entendimiento, como un hombre se encuentra y conversa con otro hombre, a veces demasiado ‘humano’, otras en su potestad y gloria que dejaba la Carne cansada y al cuerpo en un estado que no es de este mundo… todo fue quedando escrito cuan testimonio, pero mucho de lo recibido y anotado era absolutamente nuevo y desconocido, incomprensible. De Voz del Cristo Vivo se nos enseñó la Doctrina de Salvación y fuimos liberados de creencias antiguas o paganas, y pudimos discernir lo real de Dios en comparación con aquello que los Hombres inventan. Fue Cristo quién nos ordenó tomar y leer La Biblia, y Él nos mostró revelaciones y luces sobre pasajes del Sagrado Medio que hacen parte de Su Verdad, y también nos hizo ver párrafos que no eran de su inspiración, sino que de mano e intención de Hombres movidos por urgencias políticas y necesidades coyunturales.  Él nos ‘transportó’ – literalmente – a los Tres Días de los Hechos de La Salvación, destrozando ante nuestros ojos la teoría del dolor: supuesta salvación por muerte carnal, sangre, sufrimiento, culpa y cruz. Los Hechos Victoriosos de Los Tres Días nos sobrecogieron y nos maravillaron, y más aún nos sorprendió saber y ver que en los cuarenta días después de la Gran Victoria el Cristo Vivo visitó nuestras tierras de América, en donde los núcleos Adámicos esperaban por Él y lo recibieron en gran algarabía, recibiendo del Cristo Dios misiones de futuro que hoy comienzan a manifestarse.

Dejando la montaña pasaron siete años de prueba: obviamente hubo muchos errores, malas comprensiones y peores actitudes que obligaron – Cristo obligó – a un año sabático de retiro absoluto para recibir en esa condición la Enseñanza y la tarea que Dios esperaba que naciera de estos hechos. Naturalmente hubo resistencias humanas y hasta aberraciones instigadas por las tinieblas, además de conjeturas mentales que oponían a La Sabiduría y su herramienta (el I Ching) con la calidad ‘cristiana’ que parecía que estábamos asumiendo. En el invierno (junio-julio) de 1996 el Cristo Vivo se presenta en forma tangible y poderosa y declara ‘La Ley para Consagrar creyentes’, llamada hoy: ‘La Ley de JesúsCristo’. En octubre del mismo año, en la montaña,  la presencia del Cristo Vivo abre las puertas de Los Misterios y nos revela la calidad divina de la Madre Sabiduría, el Espíritu Santo, y declara Sellado por, Mandato del Reino, el Sacerdocio de JesúsCristo; acontece la revelación de Los Ancestros y se da a conocer cosas pasadas, remotas, que el Hombre no sabe ni imagina, y se abren Los Cielos para la manifestación y Apartamiento del Padre sobre la calidad nazarena de los sacerdotes ‘escogidos’… y hubo portentos físicos que fueron visto y presenciado por personas comunes que pasaban por el valle, y hubo testimonio vivencial en la madre del primer sacerdote ‘apartado’, la cual se hallaba en la ciudad y era absolutamente ignorante de estos acontecimientos.

El 1 de noviembre de 1997 se constituye el primer núcleo de Consagrados ya asumidos en esta misión y tarea.

 

¿Cristianos?

Si ser ‘cristianos’ es fomentar y vivir de acuerdo a la Fe en CristoJesús, el Padre Creador y el Santo Espíritu…entonces sí lo somos. Y si ser ‘cristianos’ es una serie de condiciones formales-religiosas,  eclesiásticas, institucionales, ‘tipo’ de culto y ritos, y apego estricto, mental, cultural y humano a La Biblia… además de asumir sobre nuestra condición de fe la historia del cristianismo… entonces no somos cristianos, y no nos sentimos cerca de ese tipo de cristianismo formal. Somos ‘Consagrados en Cristo’ y ‘Crísticos’ por la esencia de nuestra Pertenencia al Cristo Vivo. No somos eclesiásticos, ni constituimos iglesia (en el concepto y práctica que hoy caracteriza al cristianismo institucional) ni trabajamos en base a la concepción raída y mañosa del ‘pastoreo’ humano de personas sin compromiso. Hemos conocido al Cristo Vivo antes de saber de los tantos ‘cristos’ que las iglesias han alzado; vivimos a un Cristo que nos habla y guía, y en verdad no sabemos de qué ‘cristo’ nos hablan muchas iglesias: un ‘cristo’ muerto, sufriente y sufrido: el ‘cristo’ de las culpas. No entendemos la fijación cristiana tradicional por el pecado en condición que Cristo nos enseña que el pecado es inferior a La Gracia, y por la Fe en Él el pecado muere. No nosotros, sino el Cristo que todo lo Ve y todo lo Sabe nos ha enseñado a reconocer La Apostasía y el alma del Anti-Cristo entre -y en- la cristiandad… Pero nos ha advertido en contra de los juicios, no nos entrega potestad para enjuiciar: porque el Juicio es de Él. Y nos ha Ordenado para que no alcemos instituciones que al final culminan trabajando para cosas del Mundo; nos ha dado un Orden de Cuerpos cuantitativamente pequeño y cualitativamente poderoso para ir sembrando, primero en nosotros mismos, luego entre los creyentes, la Ley de Consagración que permita que cada consagrado-a sea un Sacerdote con poderes y carismas en grado de levantar a esta Generación antes de que Él Venga cuan Dios ante este Mundo, y el Milenio de Paz descienda entre nosotros.

Sabiduría: Magisterio del Espíritu Santo

La Madre Sabiduría, Divinidad suprema cuya manifestación es verdadera Sabiduría, real poder,  y un conocimiento de verdades que nunca el Hombre podría acceder por el saber humano… es el Espíritu Santo, y este magnífico Magisterio nos abrió nuestra mente, y rompió nuestros límites para hacernos entender que toda Sabiduría antigua, cualquiera sea su origen en este mundo, si es raíz y obra del Espíritu Santo, es Divina y es de Dios. Ahí terminaron nuestras contradicciones intelectuales sobre la relación de un libro como el I Ching y la realidad Crística. Sabemos, obviamente, que tal diatriba sigue inquietando a la mente cuadrada, y al esquema intelectual, que no conoce el Poder de Discernimiento del Santo Espíritu. Para nosotros ya no es tema, sino Misericordia y Gracia de Dios.

Se nos ha revelado la calidad divina de la Persona Materna contenida en el Espíritu Santo: es la raíz de la Creación primera y Causa, en gran medida, de la Gloria del Padre. Es la Potestad de todo Poder divino, y todo Poder de Dios de Ella proviene; y no existe saber más completo e insondable que aquel emanado del Magisterio de Sabiduría de la Madre Espíritu Santo. Y se nos ha enseñado por Fuerza del Cristo Justo que toda negación, blasfemia o burla que involucra la calidad de la Madre Sabiduría del Espíritu Santo es aberración cuyas consecuencias ante la Ley de Dios son severas e irremediables. El Sacerdocio de JesúsCristo ha recibido revelaciones vitales sobre la realidad y verdad del Espíritu Santo, y con esta luz en nosotros hemos visto la burla, la pantomima y la mentira que en muchas congregaciones se lleva adelante en ritos y milagros que usan el nombre del Espíritu Santo y en verdad se hallan encarcelados bajo ‘espíritus burlones’ y ‘fuerzas oscuras’. Lo primero que el Consagrado debe aprender en su camino es ‘el Discernimiento’, y en el Bautismo se entrega el Sello del Espíritu Santo justamente para entrar en el poder del Discernimiento.

¿Un libro único?

Nuestros libros y doctrina están a la mano de todo creyente que quiera Investigar su Camino de Consagración. La Consagración siempre será un compromiso personal, y por Orden del Cristo Vivo no podemos aceptar masividad que encubra y evada la responsabilidad personal. La orgánica, en nuestro caso, es un medio, un instrumento, no un fin: siendo el fin que el Consagrado-a alcance, por el Sacerdocio, la Voluntad del Padre para colocar el designio de Dios por Obra entre los Hombres.

En cuanto a La Biblia: es una Herramienta Sagrada que usamos y compenetramos bajo el Don del Espíritu Santo; sabemos por Enseñanza y Revelación que el Antiguo Testamento posee gran parte de revelación e inspiración de Dios, y La Mano del Cristo Vivo separó ante nosotros aquello que Él Mismo llamó: ‘El Libro de Los Profetas’, que constituye la esencia de lo sagrado en dicho Libro. También tenemos presente que dicho Testimonio redacta la relación de la Estirpe Israelita con Dios, en el tiempo anterior a la Venida del Cristo Dios en Jesús. Asumimos -como Pablo- que ‘sí hubo ‘cristianos antes de Cristo’ -pues como enseña Juan apóstol- ‘el Hijo era antes de este Mundo y estaba con el Padre, y era El Verbo’. Siendo Dios el Creador de todo Hombre Adámico sobre este Mundo, no podemos los seres humanos separar al Hombre de Dios y discriminar a quienes no siendo de origen israelita sí tuvieron a Dios y recibieron a Cristo bajo otros nombres y nominaciones, según sus idiomas. Desde Cristo todos somos Salvos: y libres de orígenes, estirpes y naciones todo ser humano puede acceder a La Salvación, La Gracia… y desde ese Acto de Fe puede iniciar el Camino hacia La Voluntad del Padre.

Del Nuevo Testamento el Cristo Vivo tomó -ante nuestros ojos-  el Testimonio de Juan y lo declaró ‘auténtico’ y  ‘primer testimonio’, y el libro Apocalipsis también lo declaró ‘Verdad Revelada’ y advirtió que no todos los Hombres tendrán acceso a lo profundo de dicha revelación. Así también, se nos ha enseñado, en posesión de nuestro Sacerdocio, que en las cartas del Apóstol Pablo hay verdaderas develaciones sobre la Salvación de Cristo y la calidad del Nuevo Sacerdocio. En ningún momento el Cristo Vivo nos ha señalado que ‘el único libro de Dios es La Biblia’, y ante nuestras consultas, el Dios que Habla con Sabiduría nos ha declarado que: ‘a Dios nadie puede encerrar en un libro, ni hay poder en creación alguna para acallar la Voz del Poderoso, y a Él nada lo contiene, y Él es La Verdad Viva, y nadie que no llegue a Él podrá conocer La Verdad, que es Él’ Además el Cristo que nos conoce nos ha dicho: ‘tienen Uds. un Espíritu que es semejanza de Su Creador, y poseen sobre ése Espíritu la Magna Potestad de la Madre Sabiduría que todo lo enseña… ¿por qué, para qué entonces adorar a la mente sin Dios, que es limitada, y caer prisioneros en las redes del conocimiento humano que será siempre parcial? Si en las cosas de Dios el Hombre usa lo del mundo y desde la egolatría intenta bajar y encerrar a Dios, ¡he aquí! les muestro a los demonios que pululan entre Uds. para engaño y perdición. Porque les digo con toda claridad: en la ignorancia hay esclavitud, pero en la mentira repetida cuan campana al viento hay maldad y es obra del que nos odia,  y en Mi Nombre atonta con repeticiones a los Hombres para que al final renieguen de Mí… creyendo que es a Mí que adoran: ¡he ahí  los anatemas de los cuales deben cuidarse Los Míos!

Con Discernimiento bajo el Don del Espíritu Santo, y en base a las Enseñanzas de Nuestro Dios Vivo, sabemos que los textos y testimonios, todos, cualquiera sea su proveniencia, que fueron redactados de acuerdo al ‘estado de vida’ e historia, y acontecimientos, antes del Hecho de Cristo, corresponden a ‘la Ley Antigua’. Esto quiere decir: es la relación, de los Hombres Caídos y Trasgresores, con Dios, y es la Presencia de Dios ante una Generación sumida y encarcelada por y en El Pecado. Así como asumimos que con Cristo y los Hechos de Salvación la ‘Ley de Vida’ y la condición del pecado cambiaron sustancialmente, siendo esta Generación distinta y diferente a la anterior. Por lo mismo: instaurar un culto, una jurisprudencia o moral, una fe o religión en base exclusiva a lo antiguo, y a las viejas formas de relacionarse con Dios, en condiciones que con Cristo es otra Ley y otra relación, es una confusión que conlleva a La Apostasía, pues aplicando literal, transversal y ciegamente  los preceptos del Antiguo Testamento, de hecho, en muchos aspectos, se niega a Cristo en Jesús, se viola la Ley de Vida En Cristo y se desconoce La Salvación, La Gracia y la meta superior de alcanzar al Padre. Por ende, todo texto anterior a Cristo, incluyendo los de origen Israelita, deben ser Discernidos con Espíritu,  teniendo en consideración que con Cristo lo esencial de aquella condición y Generación cambiaron, se revolucionaron, y no se pueden aplicar cuan ‘ley’ única. La unidad entre ‘Lo Antiguo’ y ‘Lo Nuevo’ se halla en la comprensión de ‘Lo Anterior’ para mejor aplicar la Ley Actual y Salvadora. Lo Antiguo nos enseña y guía en nuestra fe para que apliquemos con mayor conciencia Lo Nuevo que nos entregó Cristo. Pero Lo Nuevo nunca podrá ser reemplazado o sustituido por lo viejo. Al final, la Buena Nueva de Cristo es el resumen victorioso de Lo Anterior y Antiguo, y el Hombre sensato se guiará por Lo Nuevo y nunca retrocederá a Lo Antiguo para hallar a un Dios que ya nos ha mostrado la vía para ascender a Su Reino.

Los Libros también son Un Medio.

También los libros son un medio, el fin será siempre que el Hombre alcance la unidad con su Espíritu y logre ‘hacer la Voluntad del Padre’, y para lograr este santo cometido el Ser de fe debe dejarse inducir y guiar por el Cristo Justo y Sabio, y debe compenetrar con humildad Lo Nuevo que la Madre Sabiduría enseñará y mostrará. Los libros, sus contenidos, deben ser Discernidos con Espíritu, en modo que la palabra escrita se convierta en Palabra Viva, Revelación y Despertar en la persona: una consciencia superior que no conocía antes y que nunca será alcanzada por mera comprensión intelectual… sin Espíritu Santo. No es el libro o la escritura lo sagrado y santo, sino SU ESPÍRITU, su Contenido espiritual, la revelación que se resguarda detrás de las letras, y no será sagrada o santa la sola comprensión o entendimiento de la lectura, sino La Vivencia que induce y provoca el Espíritu Santo. Eso quiere decir que toda escritura y libro es Un Medio, pues el ‘fin’ es lograr la Vida y Verdad que estas palabras revelan, y para lograr esa esencia debe existir Fe, Consagración, Espíritu y Espíritu Santo. Los ejercicios mentales, del saber de los ‘ilustres’ de este mundo, el intelectualismo que aterriza lo de Dios a las conjeturas del Mundo y las necesidades humanas… puede parecer justo y necesario, pero es esa la base de todo error, aberración y apostasía. Justamente para evitar ese mal endémico, el Cristo Vivo hoy nos libera por medio de un Don que Él Sella sobre nuestra unión con su Poder: el Don del Espíritu Santo, la Sabiduría Viva que ante nosotros corre el velo de la ignorancia inducida por la repetición majadera en y de supuestas ‘verdades’,  nunca asumidas en conciencia por el creyente y jamás discernidas en su verdad y contenido.

Libros, escrituras, enseñanzas, testimonios… oración, meditación, servicio, estudio, retiros, ayunos, ofrendas… todo es Un Medio para lograr el ‘Gobierno del Espíritu’ en el Consagrado, para vivir La Sabiduría, para de verdad relacionarse con el Cristo Vivo… para alcanzar la Voluntad del Padre. No es el culto aquello que nos hace ‘perfectos’, ‘buenos creyentes’ o santos, sino lograr la Voluntad del Padre conducidos por CristoJesús. No es el conocimiento aquello que nos hará sabios, sino la vivencia del Espíritu Santo: la Madre Sabiduría nos hará ‘Hombres Logrados’. No es el alma, la psiquis, los sentidos, el elemento nuestro que nos purifica y santifica: sino el Espíritu, la Luz de Dios que Nos Habita y es Semejanza de Nuestro Padre Creador. Dios está en nosotros: libros, escrituras y modos de cultivar la fe son medios para que despierte en nosotros la divinidad que nos vive, y que debe gobernar y transformar nuestro Ser… de personas carnales, a personas espirituales.

No nos inquieta la lucha por ‘los libros’. Nos ocupa la vivencia espiritual de y en los contenidos. Con La Sabiduría podemos acceder a la Verdad de todo libro, y discernir lo de Dios y lo de los Hombres. Mal entonces podríamos entrar en el inútil litigio sobre ‘los libros’. No somos filósofos ni practicamos filosofía. No somos ‘estudiosos’ ni queremos ser expertos intelectuales. No creemos en la teología: es una paradoja humana, de la soberbia del Hombre, el pretender escrutar a Dios por la vía del estudio, análisis, comparación y deducción lógica, histórica o de exégesis… sobre esa perdición se han divido los Hombres, han hecho guerras y han alzado poderes mundanos ‘en nombre de Dios. 

El Cristo que Vive y Gobierna nos ha señalado dónde debemos buscar Su Enseñanza y Misterio en el Antiguo Testamento, y nos ha puntualizado lo profundo y trascendental en el Nuevo Testamento, y en otros testimonios, de hombres y mujeres que han sido y son De Los Suyos -sin importar si en vida carnal fueron católicos, mormones, evangélicos, budistas, musulmanes, judíos, indo o simples personas que dejaron su testimonio escrito- nos ha enseñado Cristo grandes verdades y revelaciones proveniente de diversas fuentes. Hemos sido bendecidos por la Madre Sabiduría que nos ha inducido a su Magisterio sin límite de cultura, tiempo o creencia humana. Y siendo así mal podríamos caer en la tentación de dirimir por asuntos que escapan a la espiritualidad verdadera y más se apegan al ego y soberbia de los Hombres del Mundo.

Tenemos libros y escrituras, pero sabemos que sin Espíritu, sin Discernimiento del Espíritu Santo y sin coherencia y verdad… de nada valen, son simples objetos, letra muerta. Por ese motivo, cuando alguien quiere medirnos por los libros a los cuales hacemos referencia, o se nos quiere enmarcar en el estrecho marco de ‘lo bíblico’ o ‘lo no-bíblico’, o se nos condena a priori por hacer uso de libros como el I Ching, o se nos acusa de pretenciosos por poseer libros revelados por el Cristo Vivo, o se nos quiere encuadrar en el área de tal o cual religión por sus parecidos o por acercamientos doctrinarios… nosotros no discutimos, no entramos en explicaciones literarias, y si es el caso explicamos lo que aquí exponemos. El Juicio es de Dios: no juzgamos otros modos de culto, y sobre nosotros ya hay Un Juicio… pertenece al Cristo que se nos Reveló y que nos Gobierna en Presencia Viva.

Al llegar ante La Ley, que es Dios, seremos medidos por nuestra siembra y la cosecha final: uno a uno seremos medidos. No por libros o por saber seremos pesados: sino por verdad, coherencia y grado de obra según la Voluntad del Padre. Porque muchos vendrán diciendo esto y lo otro que hicieron y entendieron en nombre del Señor, pero será Él quién les dirá: ‘atrás hacedores de maldad, porque nadie entra al Reino si no pone por Obra la Voluntad del Padre…’

¿Para qué Consagrarse?

Si ya creemos en Dios, y somos personas de buena voluntad, incluso con buenos márgenes de participación religiosa, o creyentes libres que intentan ser ‘buenas personas’… ¿Para qué Consagrarse? Y si pertenecemos a una religión por costumbre, por cultura y lazos familiares ¿qué necesidad tenemos para cambiar?

Quién ha elegido consagrase a Dios en su religión, y por lo mismo es una persona comprometida, activa y coherente con su culto y fe… ha optado y debe ser congruente con su elección. Alguien así debe ser fiel, leal, a su mayordomía y forma orgánica, de otro modo cometería adulterio sí buscara en secreto una pertenencia distinta a la cual ya ha adherido. No es a este tipo de creyentes ya asumidos en su opción a los cuales nos dirigimos, sino al creyente que en forma genérica se declara ‘cristiano’ o ‘de fe’ y sin embargo no opta por camino alguno, ni se compromete personalmente, y prefiere ‘creer’ a su modo… aún auto-declarándose ‘cristiano’ o ‘persona de fe’ por inercia cultural y costumbre. También nos dirigimos a quienes sin sentirse ni declararse ‘cristianos’ son personas de fe en Dios, ya sea por experiencias en diversas y distintas religiones, sea por aquella ‘búsqueda personal’ que no se ciñe a modo de culto alguno; en efecto, particularmente sensible a este Camino han resultado ser aquellas personas que buscan La Sabiduría, y se han esmerado a través de la lectura y practicas universales en hallar la vertiente Sabia que permita ‘conocerse a sí mismo’ y ‘gobernarse a sí mismo’… En este núcleo de gente hemos tenido gran receptividad, como también en aquella gente de fe que simplemente busca y anhela ‘conocer y hacer la Voluntad del Padre’. Además, nos hemos encontrado con una mayoría silenciosa que busca de corazón a JesúsCristo y a su modo intenta desarraigarlo de las amarras eclesiásticas y de la cultura religiosa, percibiendo que sí existe un Cristo Vivo con el cual el Hombre puede relacionarse personalmente sin el tutelaje de la pesada institución humana. En la quieta y silente búsqueda del Cristo Vivo, sin polémicas y escapando de todo el andamiaje exégeta e intelectual de los ilustres teólogos, hay una masa de personas ansiosas de ser tomados por el Cristo que Gobierna y ser conducidos, aquí y ahora, ante la Presencia del Padre para poner por obra en sus vidas el magno designio del Creador.

Ha sucedido, en nuestro andar, que un miembro activo de una iglesia cristiana, o institución no cristiana, se acerca a este Camino: obviamente recibe de parte nuestra el Testimonio que no podemos negar a nadie, pero al asumir la Investigación para entrar en el Sello Bautismal debemos solicitar su  renuncia ante Cristo de su antigua pertenencia, porque de otro modo estaríamos avalando el adulterio: es decir, en este Camino la Pertenencia está sujeta a Cristo, no al grupo humano, ni a la orgánica; esta Pertenencia es un Compromiso Personal entre el Bautizado y el Cristo Vivo, y eso exige que la persona se presente libre de todo otro amarre en el Mundo y esté así dispuesta a hacer y llevar a buen término aquello que el Cristo Vivo le irá mostrando, señalando y colocando en su camino de Consagración.

JesúsCristo ha ya establecido una vía general para la Consagración, y eso está escrito y bien definido, pero la vivencia que cada uno tiene, su intensidad y contradicción, su beneficio y bendición, su grado de lucha… estarán siempre condicionado por el sujeto y su nivel de entrega o resistencia. La Consagración no transita por cualquier orden, posee un Orden de Consagración, pero cada persona no vive lo mismo  -calcado-  bajo este ordenamiento.

La Consagración es la vía hacia la divinidad: lo más puro y alto que existe y vive en el Hombre. Para que esta senda sea real y personal,  y no una mentira manipulable por unos que someten a otros, el Dios Sabio ha decretado que cada persona se relacione directamente con el Cristo Vivo, y se enseñe a todo Consagrado la manera en que Cristo quiere que el Hombre se una y relacione con su Potestad: esa es la ‘Mayordomía’ del Sacerdocio: una administración de formas, modos y medios, de Sacramentos, Dones y Llaves… todo lo cual debe ser ejecutado con el Espíritu que Cristo exige, en modo que el Consagrado entre por la puerta que el mismo Cristo ha señalado; esto quiere decir que hay un Orden estipulado por el Conductor, y en dicho Orden la vivencia es particular, los tiempos son distintos en cada uno… y cada persona recibe según Su Índole, de acuerdo a la calidad de la Voluntad del Padre que comienza a manifestarse desde el primer día de Consagración.

La Consagración es un Camino de Vida: el hombre y mujer que opta por la Consagración sabe que su convenio no es con quienes ejercen Mayordomía y enseñan los elementos para su avance (hacia esta Mayordomía debe existir respeto) sino siempre será un compromiso con Cristo, y tiene el deber de establecer Su Relación Personal con Cristo de acuerdo al Orden que el mismo Sumo Gobernante ha entregado. La Mayordomía que administra los medios dispuestos por Cristo tiene el deber de cumplir con los mandatos y sentencias emanadas del mismo Cristo Vivo: esto quiere decir que todo Mayordomo, por alto que logre llegar ante los Hombres, siempre estará bajo Juicio de Dios. No hay espacio para el ego y su oscuro modo de liderazgo. Menos hay brecha para maniobras políticas que lleven agua al propio molino: no se trata de religión, de poder en el Mundo para cosas mundanas, no es política ni negocio. En este Camino cada persona tiene su itinerario en el marco de un Orden que a su vez es absolutamente diferente en su vivencia e intensidad. Esto conlleva a que cada persona pueda acudir a la misericordia de Cristo y abandonar la vía de Consagración si esta senda se hiciera difícil y/o demasiado conflictiva con los intereses del Mundo y de sus afectos… aspectos que generalmente cambian y toman un nuevo rumbo en forma absolutamente natural, pero no siempre bien aceptado por la persona. Aquí entonces se mide el grado de fe real, de Obediencia verdadera y de Amor a Dios en toda su magnitud. Puede ser una vivencia maravillosa e iluminada si halla en la persona entrega, obediencia, fe y Amor a Dios… y puede ser una fatiga y un sacrificio si en la persona se despierta la resistencia, el apego a lo muerto que era, el amor por el ego y las dependencias mundanas.

El Camino de Consagración es la vía del Guerrero: porque en la transformación de Lo Carnal a Lo Espiritual, sin dejar de ser humano y hallándonos aún en este mundo, el Hombre deberá combatir contra lo oscuro que habitó en forma natural en él, y deberá resaltar la luz que ahora se asienta para gobernar. La Libertad que Dios nos concede es ésta: teniendo Bien y Mal, Luz y Tiniebla, Mundano y Divino ante Uno, el Ser opta, elige y en esa elección hay lucha y victoria. Esa es la esencia de la Libertad que se nos concede. La ‘otra’ libertad, esa que no alcanza la conciencia de la espiritualidad y cree elegir desde la ignorancia,  es una esclavitud doble: porque nunca libera de verdad, y porque es una mentira.

 

Nuevo Sacerdocio

Cristo, el Dios de los Hombres y Ángeles, el Verbo, no requiere de intermediarios que arrebaten su autoridad. La Salvación en los Tres Días, su acción de Restauración del Sacerdocio en la Línea de Melquisedec (40 días), su Ascenso hasta su lugar natural y Glorioso a la Diestra de Dios Padre, y la apertura del Magisterio del Espíritu Santo sobre la Fe de los Hombres son Gracia suficiente que hace innecesario el estilo antiguo del sacerdocio. Bajo la Antigua Ley, bajo Tiempos de Caída y Trasgresión, el sacerdocio actuaba en representación de un Poder Divino que se había separado del Hombre, y en tanto el Cielo no se abriera nuevamente, y el Reino descendiera para liberar al Hombre de la esclavitud, las Generaciones debían hacer rituales de sacrificio guiados por sacerdotes que representaban a un Dios que debía aún actuar y obrar el Gran Cambio; bajo tales circunstancia Dios se manifestaba  por Su Voluntad solamente ante Sus Santos y Sabios, los profetas.

Con la liberación ejecutada en Los Tres Días por el Cristo Victorioso, y los Cuarenta Días de Restauración y la apertura del Magisterio del Espíritu Santo el Hombre quedó ante una realidad de vida muy distinta, y nuevamente el Espíritu de Dios en el Ser se despertó para guiar al Hombre hacia el Reino de Dios. El Sacerdocio entonces pasó a ser aquella unidad consagrada entre la persona y el Cristo Conductor. Sacerdocio, desde los Hechos de Liberación y Salvación, es la Consagración entre la persona que se dispone ser guiada y su Conductor, el Cristo Vivo. Si dos o tres de estos Consagrados oran en Espíritu, en nombre de JesúsCristo… el Reino vendrá sobre ellos y el Sacerdocio será actuado por ellos. La Dispensación descendida en este tiempo establece el Orden de Dios para el Sacerdocio de JesúsCristo.

Cristo en Su Potestad ha ordenado los modos, formas y esencia de Su Sacerdocio: todo hombre y mujer que entre bajo el Sello del Bautismo (Pertenencia a JesúsCristo) en edad consciente y bajo Arrepentimiento y Perdón, inicia su condición sacerdotal. Cada Sello que Cristo Unge es un ‘estado espiritual’ que amplia y profundiza el Sacerdocio, hasta llegar al ‘Sello del Padre’ y la pertenencia a la Orden Superior de Melquicedec. Nadie puede ‘saltar’ este itinerario estipulado por el Cristo Vivo, no por factores formales, sino por consciencia, espiritualidad y grado de purificación que implican los Sellos y sus prácticas sacerdotales. Tratándose de ‘ser presentados ante el Padre por Testimonio del Cristo Vivo’ mal podríamos aspirar a  tan alto grado de espiritualidad bajo condiciones carnales y del alma que nos amarran a lo oscuro y raído de este Mundo. Todo el Camino de Consagración es un acto de purificación para ser Dignos ante el Padre y merecedores reales del Testimonio de Nuestro Guía, Conductor y Salvador, el Cristo Justo y Sabio. Nuestra experiencia nos demuestra que hallándonos en este proceso de vida, no apenas algunos sienten que poseen un poder o conocimiento, una autoridad o revelación que puede favorecerles ante la masa de creyentes… se entregan a la oscuridad y renuncian a Cristo, para abrir sus almas y mentes a espíritus burlones y de maldad que les insta a convertirse en supuestos líderes del Mundo y alzar, para propio beneficio y egolatría, sendas iglesias y cultos de los cuales ellos extraigan ganancias, fama y algún grado de poder sobre otros. Alguien nos preguntó: ‘¿Y si Uds. poseen el ‘Discernimiento’ y hablan con Cristo… no recibieron advertencias sobre estos hijos de perdición?’ La respuesta es: sí, siempre supimos que podían perderse, y que serían tentados a un cierto tramo del camino, pero también se nos declara que en toda persona hay un combate con los demonios que el sujeto debe enfrentar y vencer, y si bien los resultados en estos casos era poco prometedor y bastante dudoso, no podíamos vencernos antes de la lucha;  por lo mismo Cristo Llama -como Llamó-  a estas almas a mayores bendiciones, justamente para que opten en Sabiduría y Consciencia, y nunca en ignorancia, en modo que si vencen sean exaltados, y si son vencidos, sean condenados.

Así como es Cristo quién nos bendice, así ha sido la Voz de Cristo quién ha decretado la condena sobre estas almas de perdición. No es la orgánica del Sacerdocio quién debe entablar juicios, expulsiones o medidas disciplinarias. Es Cristo quién nos recibe y acoge, y es el mismo Señor JesúsCristo quién nos expulsa y niega. Y alguien rebatió: ¿Y la misericordia? La misericordia es potestad de Quién Es Misericordia: Dios. No es un elemento a disposición del capricho o intencionalidad del Hombre, sino que una condición de Dios que solamente Él puede definir y aplicar. Por cultura religiosa el creyente ha tomado la misericordia como un alero protector al cual puede acudir en medio del pecado, la aberración y la mala aplicación de la libertad… algo así como un resquicio para hacer lo que a uno le antoje, y luego ser sanado y perdonado como uno quiere. La Misericordia y La Justicia son dos factores indivisibles en Manos de Dios. La Humildad y la Obediencia son los elementos que el Hombre debe colocar en relación con la Misericordia y La Justicia de Dios.

El Postulado de Cristo nos enseña: no un Sacerdocio para cosas del Mundo, sino para sembrar en el mundo la Voluntad de Dios. No un sacerdocio institucional, sino orgánico a según de las indicaciones del Cristo Gobernante. Porque también el Sacerdocio es Un Medio: el objetivo estratégico, trascendente, el fin mayor: que de la persona Carnal nazca una Persona Espiritual, y en tal condición alcance el Hombre la calidad de  Agente del Reino de Dios para cumplir las tareas y misiones que el Padre disponga según Su Plan.

Orgánica: un medio, no el fin: no somos una iglesia. No aplicamos el concepto de ‘creyente’ que es dejado a merced de sus propios dioses, ni fomentamos el clientelismo asambleísta que permite evadir la responsabilidad personal ante Dios. No fomentamos el ‘pastoreo’ humano a cargo de líderes llenos de ego, ambición mundana y necesidad de manejar alguna cuota de poder efímero. Creemos y trabajamos para que sea el Hombre el Templo de Dios. Aborrecemos todo accionar y costumbre de enriquecimiento grupal, asociativo, corporativo o individual en nombre de alguna religión o ministerio; no creemos imprescindible alzar estructuras ni grandes arquitecturas o sendos centros de comunicación para demostrar el poder de Dios, eso es mentira, engaño y falacia. Seguimos a Cristo, en lo que respecta al dinero: no es, ni debe ser, un reino que predomine y mande en nuestras vidas, y aplicamos la Ley de Diezmo en todo aspecto de nuestros haberes, en modo que todo cuanto somos, tenemos y nos es necesario provenga de JesúsCristo, y sea bendecido; una Ley de Diezmo que dista muchísimo del estilo de diezmo especulativo que se usa y del cual se abusa en las instituciones religiosas. En obediencia a la Ley que Cristo nos entrega no participamos en política, ni en grandes negocios mundanos ni en el sistema especulativo de las finanzas, ni somos partidarios de la guerra, y se nos prohíbe bendecir armas o leyes de muerte. La Paz es doctrina viva que descansa a los píes de nuestro sustento de Consagración.

Constituimos Cuerpos, es decir: unidad de Consagrados-as y/o Sacerdotes bajo el mismo Sello. Nos organizamos por ‘zonas’, no teniendo dichas zonas un límite estricto; luego, con el desarrollo de la zona, nos reunimos bajo una ‘Casa de Consagración’, que comprende diversos Cuerpos, y miramos a convertirnos en una de las tres orgánicas propuestas por Nuestro Sabio Señor: Comunidad; Hermandad; Misiones. Todo este Orden se halla bajo la Mayordomía de La Dispensación, ejercida por el Nazarenato o ‘sacerdotes apartados’,  en directa relación de dependencia y obediencia con el Reino de Dios.

La orgánica sirve para la enseñanza, realizar retiros espirituales, llevar a cabo Sacramentos y recibir Espíritu Santo. Por este medio se llevan a la práctica Los Servicios: Círculos de Oración, Meditación, Actos de Purificación, Sanidad y Entrega de Mensajes que Cristo consigna para otros. Es la instancia para el Estudio y discusión de la Doctrina. Pero lo sustancial y principal será siempre la Relación Personal con Cristo, la Disciplina Personal en la Oración y en la Meditación, la práctica personal en el Discernimiento, el estudio personal planificado y sobre todo la coherencia en todo aspecto de la vida del individuo.

-Recomendamos lectura del texto editado en ‘la solapa’ del libro ‘La Ley de JesúsCristo’: ‘Camino de Consagración’ – Así también la ‘Declaración del Sacerdocio’, incluida en ‘Doctrina de Fe’, del mismo libro.

 

Rostros públicos y Sacerdotes dirigentes

No todos los Consagrados o Sacerdotes hacen o deben realizar trabajo público, si bien todo Consagrado tiene como  primer deber dar Testimonio a todo su entorno, y a toda persona que Dios coloque ante sí; sin embargo, quienes representan públicamente a la Siembra de Consagración, sea en conferencias, sea cuan encargados o responsables,  son un número limitado debido a que gran parte de la Consagración requiere un esfuerzo personal importante y lo externo no necesita masividad, sino calidad. Detrás de cada rostro público hay una organicidad preparada para recibir al creyente en su Investigación: maestros-as que se esmeran en las ‘escuelas’, guías personales en los pasos de fe previos al Bautismo, etc. Es decir, la persona que aparece ante los creyentes no hace todo el camino sólo, sino que va entregando a quienes quieran tomar la Consagración en manos de otros sacerdotes con diversas tareas y roles. Los Sacerdotes encargados de Zona son generalmente el Cuerpo dirigente que coordina y cuaja las experiencias colectivas, y elabora planes colectivos generales, y son quienes reciben las indicaciones que provienen de La Dispensación.

Pueden haber muchos Investigadores dispersos que no se hayan encuadrados en una Zona. Esos generalmente son guiados por personas a cargo de La Dispensación. Las Zonas arman primero un núcleo de Consagrados, luego, cuando se consolidan organizan Cuerpos y se llaman: Casas. Una Casa debe convertirse o en Comunidad, o en Hermandad o en Misión. Ese es el límite de la orgánica. No puede ir más allá, por lo mismo serán siempre bien delimitadas en su número. Todo Oficio y Responsabilidad es cerciorado con la Venia de Cristo, así como todo Llamado y Sello son potestad absoluta del Cristo Vivo. No hay ‘elecciones’ por antigüedad, por nepotismo o por cuestiones políticas o lealtades humanas: siempre es Cristo quién nombra, Llama, nomina, quita, o decreta alejamientos o purificaciones. En esta Dispensación el Cristo Vivo posee sólidamente el Mando y Gobierno. Una zona se abre por Unción de Cristo, y Él coloca condiciones y establece el modo y orden particular de un lugar, incluso advierte de peligros y riesgos. En esta Orgánica no hay funciones vitalicias: todo cargo y responsabilidad, Oficio, es una prueba de Sabiduría para el Consagrado y Sacerdote, y como tal no es pago por mérito, sino siempre es prueba para mejorar la propia Consagración. Cristo Da y Cristo Quita.

A modo de conclusión

Respetamos toda Mayordomía seria, eclesiástica o no, que actúa su culto en manera auténtica, honesta y de cara a la gente. No juzgamos. No alzamos nuevas iglesias. No competimos. Oramos por la unidad espiritual de todos los Hijos de Dios y Discípulos del Cristo Vivo y Victorioso. Pero vemos maldad y deshonestidad en aquella fracción sectaria, cualquiera sea, que al romper con su comunidad original no alza algo claro, nuevo o distinto, sino que usurpa aquello que se les ha entregado de buena forma y modo, para hacer ellos, posteriormente,  un mal uso individual, egotista, egoísta y falaz de aquello que es sagrado… generalmente con intenciones de usufructuar de  cierto poder, fama o ganancia. Esos son los ‘adúlteros’ que tanto criticó y condena Nuestro Dios Sabio, el Cristo Vivo.

Para mayor claridad y orden de los creyentes que buscan Consagrarse, damos a conocer los nombres, rostros y cargos de las personas públicas autorizadas, dirigentes,  que poseen aval y sostén de esta Dispensación. Hemos inscrito bajo Personalidad Jurídica nuestra orgánica, en modo de presentarnos abiertos y sin nada que ocultar, dispuestos a ser inspeccionados en nuestros libros, o visitado por cualquier persona. Tenemos inscritos a un grupo de sacerdotes en calidad de ‘Ministros de Culto’, bajo la ‘ley de matrimonio civil’  que otorga la jurisprudencia en Chile.  Tenemos nuestra Revista (G.F) que nos muestra sin cortapisas,  y nos permite comunicar y ser contactados. Debemos recordar que la calidad de ‘sacerdotes’ está estipulada en su connotación, rol y limites jurídicos por el cuerpo jurídico de la República, y el usufructúo y uso indebido de tal calidad es usurpación de rol o cargo público que es penado por la ley, y puede ser denunciado ante Tribunales sobre todo si se realiza, esta falsificación,  tomando el nombre de una entidad debidamente registrada.
Ahora exponemos a quienes poseen responsabilidad pública, en calidad de dirigentes, en modo que también sean estas personas, consagradas y sacerdotes, además de nuestra orgánica bajo su timbre y logo, quienes autentifiquen a cualquier persona que se presente cuan sacerdote o consagrado de nuestra Dispensación.

 

gustavo-gonzalezGustavo González C.

-Sacerdote. Mayordomo de Casa de Consagración: ‘Casa Misionera para el Advenimiento de la Segunda Venida de JesúsCristo’ con sede en Santiago. Agente misionero a cargo de desarrollo de zona Valdivia, Pucón, Osorno.

 

 

 

 maythe-hortaMaythe Horta Escobar

-Sacerdote. Mayordomo Casa de Consagración: ‘Casa Misionera V Región»  Con sede en San Felipe-Putaendo- y Responsable de desarrollo en toda la Quinta Región.

 

 

 

 

 

marisol-bassoMarisol Basso

-Sacerdote. Mayordomo de Casa de Consagración: ‘Casa de la Hermandad para la Segunda Venida de Cristo’  con sede en Santiago. Responsable de Misión Arica-Parinacota y Bolivia.

 

 

 

 

 

pilar-gonzalez-2Pilar González

-Sacerdote. Mayordomo del Cuerpo de Maestría de la Dispensación. Responsable de desarrollo de zona La Serena-Vicuña

 

 

 

 

 

carlos-alvaradoCarlos Alvarado

-Sacerdote. Mayordomo Sacramental de Cuarta Región. Responsable de desarrollo de zona Coquimbo – Ovalle junto a su esposa, sacerdote Yasna Marmuth.

 

 

 

 

lidia-floresLidia Flores

-Sacerdote. Responsable de desarrollo de zona Copiapó (Tercera Región)

 

 

 

 

 

tomas-vasquezTomás Vásquez

Sacerdote. Mayordomo de los Consagrados y Sacerdotes Jóvenes de la Dispensación.

 

 

 

 

marisol-olivaresMarisol Olivares

Consagrada. Representante legal y encargada de asuntos administrativos.

 

 

 

 

 

 

nazarenoRicardo Andreé (Ricardo A. Urrutia V.)

-Sacerdote Mayor- Director Revista ‘El Gran Fundamento’

 

 

 

 

 

 

 

Nuestros Consagrados y Sacerdotes -además de quienes aquí se exponen cuan dirigentes- autorizados para llevar a cabo misiones públicas poseen una credencial que puede ser verificada y comprobada en las direcciones inscritas en la misma.

 

Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz

Inscripción legal: ‘Carisma, obra sacerdotal para consagración del creyente’. Rol Persona Jurídica n° 00068, según Ley n° 19.638; en ejercicio de Derecho según Ley Nro. 19.638 en calidad de Ministros de Culto, para los fines estipulados en dicha ley de La República de Chile.

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