Tiempo de Apostasía: preparación para el ascenso del Anti Cristo

Apostasía en términos etimológicos significa: negación, apartarse de…Alejarse de una idea o doctrina, renunciar a una fe, renegar de una religión.

Las implicancias efectivas del acto de apostasía son algo más complejas: porque la total y absoluta, (la clara y evidente) renuncia de una Fe – o de un conjunto de ideas –  conlleva a una negación total que no deja dudas. Y eso es nítido para todos. No se presta para dudas. Sin embargo cuando de la matriz de la Fe o de la Doctrina se interpretan variedades de ideas que incluso niegan lo sustancial de la raíz, y diciendo o usando la misma palabra o concepto se deriva en un sentido contrario de la verdad declarada en su origen; o rehaciéndose a la misma idea se concluye en actos contradictorios que afectan y niegan la esencia de mensaje…entonces nos encontramos ante la verdadera apostasía que en su sutileza va distorsionando la Fe de millones, y de tal modo fomenta un Tiempo de Relativismo  que es caldo de cultivo y suelo necesario para los Tiempos del Anti Cristo.

La negación…  enmascarada o disfrazada en palabrería y predica mentirosa… sobre la Divinidad de Cristo;  y la exaltación majadera del varón Jesús cuan única manifestación divina posible… impone una verdad supuesta sobre la cual se ha basado el cristianismo desde el cuarto siglo hasta hoy, a saber: que la naturaleza humana en su máxima bondad o voluntad es la señal de Dios en el Hombre. Pero sigue: la naturaleza humana es esencialmente pecadora e imposible de cambiar, por ende la santidad es una excepción, mientras que la fe enclaustrada y regida por la iglesia es la única vía de salvación para esta naturaleza humana. Entonces, de acuerdo a esto,  es menester realzar la figura humana de Jesús cuan Hombre extraordinario, e incentivar la ‘esperanza’ de que puede el Hombre común  lograr el reconocimiento de Dios mediante su sometimiento a los delgados ‘vicarios’ de Jesús: el sistema eclesiástico, la curia, la autoridad religiosa.

La culpa, el pecado y la constante imagen de un Jesús muriendo desangrado en la cruz de los romanos es como el spot publicitario que se inculca al Hombre desde pequeño. Y de este modo no queda sino la ‘esperanza’,  y su dependencia de la institucionalidad ‘sagrada’ de las iglesias.

Sin embargo al leer a Juan en los Evangelios, o el Sermón del Monte, o pasajes vitales en cartas de Pablo a romanos y hebreos…concluimos algo muy diferente, y diametralmente opuesto a la enseñanza del catecismo o a las interpretaciones bíblicas. Pero es en las practicas Espirituales en donde el abismo entre lo que induce la religión, y aquello que se vive en la Fe,  va haciendo grandes diferencias.

Mientras el Hombre delega su espiritualidad en otros, y convierte su fe en cumplimientos formales de actos rituales: navegará sin conciencia por la supuesta certeza de otros, y bien aferrado a  la propia vaga esperanza de no estar errando.

El punto macro que debemos comprender y asumir es otro, y muy delicado e inquietante: que la apostasía se convierta en forma estructural en el modo de pensar y concebir el mundo y la vida. Que esta deformación fatal se transforme en la manera de concebir el amor: y en donde el relativismo general y profundo borra absolutamente toda línea y frontera que diferencia el Bien del Mal;  de modo que amar es odiar, celar y poseer;  y no amar es respetar la voluntad del otro sin imponer. A esto último se le califica de ‘raro’ porque ‘no lucha’; mientras que al torbellino y hasta la violencia y la degradación se le conoce cuan ‘manifestación de amor’.

El Relativismo en su profundidad acostumbra al Hombre a las peores circunstancias, y las va asumiendo cuan realidad en la cual puede acomodarse…si no sucumbe. La guerra es normal; la violencia es humana; la pobreza es parte de la existencia; el abuso a infantes es casi una alegoría; vivir cuan bichos en un nido saturado en calidad de esclavos de un perverso mercado y del dios dinero es ‘calidad de vida’; la mentira es política de Estado y forma de sobre vivir en este mundo; la hipocresía es un arte; la corrupción es un modo de gobernar; la verdad que se expone es la falacia que forma a la opinión pública; la política y la religión son dos vertientes de Poder Mundanos que se unen en aras de lograr sus propios propósitos y dividirse el dominio de los Hombre… y esta ‘normalidad’ con limites morales ambiguos, efímeros y circunstanciales se ha transformado en la ‘Cultura de la Apostasía’ en donde toda idea o ideario puede negarse y transformarse en su contrario, y  en donde los Principios son corruptibles, y todo es una gran falacia que se adapta a la conveniencia de lo políticamente correcto.

Esta condición apostata ya intricada en los tuétanos del Hombre lo convierte en un Ser potencialmente deshonesto y corruptible. Y este Tiempo de dominio sutil y grueso de la apostasía cuan estructura mental, y psicología del Ser,  ya ha botado lejos la nomenclatura de los significados para convertirse en un modo humano de entender y de concebir la existencia, el mundo y las relaciones.

La apostasía ha trascendido lo religioso y los asuntos de Fe para transformarse en la cualidad humana dominante.

Estas son las condiciones de Tiempo que Cristo y los Evangelios avisan como plataforma para el reinado del Anti Cristo.

Este Tiempo de Apostasía dominante es la Causa de la Tribulación: porque al convertir todo en relativo… también la destrucción del planeta lo es;  y sin embargo no es concebida por lo que es… una inminente catástrofe, sino que es algo ‘relativo’ en lo que se puede o no ‘creer’.

Es inútil buscar hoy la apostasía en la teoría, las interpretaciones o en la negación o distorsión de una doctrina: porque hoy la manera de pensar y de analizar la realidad y los asuntos de Dios están infectados por una diabólica manera de relativismo humano que al final desmiente todo lo divino posible.

Por este motivo es inconducente litigar por ideas o interpretaciones bíblicas o religiosas. Hoy estamos en lo radical entre la naturaleza humana y/o la naturaleza divina del Hombre.

La naturaleza humana no se puede cambiar. Y lo mejor del humano es también relativo, nunca absoluto. Postular a que sea la naturaleza humana la que pase por su propia connotación a una iluminación cercana a la divinidad… es una mentira y una gran estafa. Porque lo que tiene mérito divino en el Hombre no es su naturaleza humana, sino la existencia del Espíritu de Dios en el Hombre. Por lo mismo, el Hombre debe despojarse de su naturaleza humana para lograr su naturaleza divina;  y es el punto de transformación en donde el Hombre se convierte en dios el punto de santidad que el Padre aprecia como único acto real de Vida Eterna.

Todo lo humano debe postular a ser Gobernado por lo espiritual. No por lo religioso, pues he ahí la apostasía…sino por el Espíritu de Dios que habita por GRACIA del Creador en el ser Humano.

Si Cristo es Dios: entonces todo lo que Él dice de Sí Mismo en los Evangelios es la vía para transformar al Hombre en dios. Y el Camino que Cristo propone al Hombre no es la mejor humanidad de su condición mortal…sino el más alto estado de inmortalidad.

Si lo entendemos y concebimos de esta manera correcta: tenemos un gran problema como seres que envejecemos, enfermamos y morimos…porque las metas de mejorar la condición humana no cuentan con tiempo, ni condiciones,  y son una gran ilusión que al final aterrizamos urgentes a lo que deseamos, queremos y nos da esa falaz  sensación de logro.

Pero si entendemos que por Nuestro Espíritu, que es Dios en Nosotros, y con Cristo -que es Dios Salvador y Conductor – podemos lograr SALTOS de calidad en nuestra condición humana que nos lleven al tope de nuestras posibilidades para comenzar desde esa Transformación nuestra vida divina… entonces asumiremos que no es la cantidad de tiempo lo importante: sino la Decisión de Saltar entregando la vida temporal y de los sentidos…para obtener la Vida Atemporal del Espíritu.

Lo menos importante es la naturaleza humana: porque perece y no trasciende. Lo vital es la naturaleza espiritual: porque esa lleva al Hombre a una Transfiguración Consciente: de cuerpo carnal a cuerpo espiritual.

La apostasía niega esta realidad, y enclaustra al Hombre en los propósitos pequeños de su naturaleza humana, y enaltece el poder humano como el único paso divino posible en esta existencia. Así, de acuerdo a esta premisa,  actúan los poderosos y los soberbios, los egoístas y los déspotas: cuan pequeños dioses esclavizando humanos con sus mentiras.

Cristo nos muestra que el Padre es Espíritu y que por Espíritu el Hombre puede lograr llegar a su Creador Divino. La apostasía convierte a Dios en una especie de humano, y lo espiritual en lo religioso de las propias ideas y deseos mundanos.

Ahora bien, la apostasía como Tiempo de Tribulación que prepara el ascenso del Anti Cristo…tiene como contraparte: que en Tiempos de Tribulación y Apostasía el Reino de Dios se ha acercado a los Hombres para liberarlos de la mentira y colocarlos en directa responsabilidad y compromiso con el Plan del Reino. Y a la preparación del advenimiento del Anti Cristo…Cristo prepara el gran Advenimiento de Su Presencia Viva,  y el Salto de los Leales al Milenio de Paz.

La apostasía relativizará esta realidad, la interpretará sin aparente negación, para convertir este aviso cierto en una posibilidad entre otras…y así el Hombre creerá que todo puede ser, pero nada pudiera darse;  y ante la incertidumbre será mejor encerrarse en el yo, en el ego, en  el egoísmo y en el individualismo…y dejar tales asuntos en manos de los expertos en estos asuntos. O bien creer que hallándonos bajo el alero de la iglesia, sin verdad interior, ni espiritualidad, pero con mucho de actos y  deberes cumplidos…estaremos salvos de todo evento que pudieran remolcar los dioses y demonios en su lucha feroz…que no sabemos si existe…pero mejor estar a buen reparo…¡todo es relativo!.

Cuando la apostasía ya es sangre que corre por las venas…ya nada es verdad, y no queda sino sobrevivir y someterse al más fuerte. Así: los demonios gobiernan sobre parias y esclavos, cobardes y oportunistas.

El Camino de Consagración rompe con la apostasía en el pensamiento, en el carácter, en la forma de ser y de concebir la vida, de ver el mundo y llevar las relaciones. Y sería apostasía creer que uno se Consagra por ideas correctas, por lecturas asiduas, por comprensiones intrincadas, por iluminaciones mentales, por satisfacciones emocionales o por tareas cumplidas en el contexto de una práctica espiritual. Uno se Consagra porque SE REVOLUCIONA desde el modo de ser, de pensar, de relacionarse, de concebir la existencia… y todo lo hace desde la Conciencia, la Coherencia y la profundidad Espiritual.

Sin Revolución en la Persona…no hay más que otra forma de apostasía. Aún más sutil y malévola: porque transporta el virus de la mentira y la hipocresía al seno mismo de los propósitos salvadores de Dios.

 

– Congregación Evangelista Carismática – 

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