Testimonio  

Queridas hermanas y hermanos, como ya sabemos, ha dejado este mundo nuestro hermano Juan Carlos.

El fue invitado a una exhortación en la cual nos comenta que tiene cáncer, entonces todo lo que habíamos preparado cambio y se le dio otras claridades que fueron entregadas por inducción espiritual de acuerdo a su realidad.

Se evidencio que él quedo remecido con la verdad que recibió,  y nosotros comprendimos que si bien existen pautas no podemos ser rígidos, sino dejar que la luz e intervención del Reino sea en nosotros para los otros. El hace años se había bautizado en la iglesia bautista con la intención que lo sane del cáncer que se le presento a los 18 años, pero luego se alejo porque no se cumplía su expectativa. Por ello, se le aclaro que nosotros haríamos la voluntad de Cristo y que eso no era ofrecerle sanación, sino una verdad de vida.

Luego de esto acepto conversar y profundizar las vivencias recibidas, y cuando nos juntamos declara que en realidad él no conoce a Dios, no cree, que nació sin creer, pero tampoco cree en nada, pero que está dispuesto a conocerlo  y que no se quiere morir sin conocerlo.

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Cristo nos muestra quien es espiritualmente,  y la causa de la enfermedad.

Cristo nos mostraba que no creía en él, que había luchado en contra de Dios, que había tenido otra pertenencia.     

Lo primero, fue que tomara conciencia que  él es espíritu y que solo en espíritu podría conocer a Cristo. Fue un momento de gran goce espiritual y de mucha emoción para el hermano, ya que nada sabía y tampoco cuestionaba. Comprendió y aferro la Divinidad de Cristo, La Gracia, asumiéndose parte de esta Gracia, también comprendió que la única manera de alcanzar vida eterna era entrando en el Bautismo.Cada tema le hacía mucho sentido, y entendió que el Sacerdocio era parte fundamental del camino de Consagración.

Cristo lo llama al Bautismo entregando en su Sentencia nos dice que el valor de las almas es grande ante él, nos hace mención de la Salvación y nos dice que desde el Hecho Cristico todo hombre puede salvarse a través del Arrepentimiento y perdón y La Ley de Resurrección. El hermano está llamado a dar el salto, y nos dice Cristo que grande será el gozo del Reino por esta alma. Cristo llama a al hermano a perseverar hasta el final.

No exento de luchas, de dudas resistencias combatió y ahí estuvimos como cuerpo, todos en la troncal, desde el amor que nos une como hermanos.  

Para el hermano la Llave del arrepentimiento y perdón fue de gran liberación ya que vivía con mucha culpa y miedo por el pasado.

Cristo le dio Siete meses desde que recibió la exhortación hasta ahora, tiempo que no estuvo exentos de luchas por su enfermedad, los dolores en la carne fueron cada vez más grandes, estaba paralitico, tuvo dificultades con su familia, persistía en el temor y la duda, pero lograba salir adelante meditaba, oraba, y a pesar de las dificultades estaba en  el combate constantemente aferrando su pertenencia y entregando sus dificultades.     

Desde el regreso de la reunión anual hasta la fecha hubo un cambio profundo en nuestro hermano, ya que fueron días de grandes comprensiones, entregándose a la Madre Espíritu Santo para ser conducido pidiendo que ella le mostrara el camino, soltando  todo temor para fortalecer la fe y entregarse a Cristo, declarando que el dolor en la carne era muy grande, pero nada lo sacaría de su pertenencia a Cristo a su Casa y orden.

Aferró la importancia del testimonio y logro entregarlo a su madre en presencia de esta sacerdote, también entrego consuelo a su familia para que no llorarán ya que su espíritu seguiría vivo, dando testimonio del Hecho Cristico,  y de esto pasaron sete días antes de su partir.

A pesar de su estado realizaba Séptimas y diariamente realizaba arrepentimiento y perdón, para estar limpio y preparado para el encuentro con Cristo, y vivenció que no podía estar en falta para cuando llegase el momento.  

Al leer el Sermón del Monte comprendió que desde el Bautismo entrabamos en este mandato de Cristo y así debíamos vivir, comprendió que lo llamaba a ser la luz por que pertenecía a Cristo ya no había temor, hubo un cambio profundo, la oración fue distinta,  se entregó.

Juan Carlos pudo declarar el temor que aún le vivía que a pesar del Sello del Bautismo y la Unción de Vivos extraviara el camino y no pudiese llegar a Cristo y no reconocerlo, y al tomar conciencia que esa era su falta de fe, se le dio la claridad y su entrega fue cada vez mayor.

Pudo orar a Cristo diciéndole que en la carne estaba muy débil, pero que le pedía que fortaleciera su espíritu para el encuentro y así no fuera confundido y que le diera fuerzas para logar el salto.

También en esta última semana al revisar los hitos de la Dispensación dijo “entonces, el hermano que recibió la Dispensación es uno de sus profetas’’ y se alegró por ser parte de esta Dispensación.

Esta tarde realizamos el responso, hubo respeto, aceptación de parte de la familia y de todos quienes participaron y así lo demostraron.

Bajar a Cristo de la cruz romana y mostrarlo cuan Dios vivo, de vida eterna, único camino al Padre, dar testimonio de Cristo y del reconocimiento de este hermano hacia Cristo y decir que a este Dios el hermano se había consagrado llenó de paz a las personas que se encontraban en ese momento.

Su familia cercana agradeció y permitió que todo se hiciera de acuerdo a la fe de nuestro hermano reconociendo la autoridad de este sacerdocio.

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He comprendido y vivenciado que Cristo es quien llama y nosotros debemos guiar con amor, humildad con paciencia y siempre con sabiduría, nunca discriminar a otro por su condición espiritual, mucho que aprender del amor de Cristo. La Dispensación es una intervención para toda la humanidad y nosotros somos sembradores de esta gran verdad, y que el sacerdocio se nos ha entregado para servir al Reino.

Doy gracias a mi Señor JesúsCristo por permitirme guiar al hermano, a la Madre Espíritu Santo por su enseñanza y corrección por su infinita Sabiduría que hemos recibido con la hermana Anita vivenciando que muchas veces no hemos sido nosotras en la oración y así como hemos entregado hemos recibido, hemos vivenciado que no estamos solas y hemos sentido la presencia del Mayordomo y del Reino quien nos ha acompañado.

 

 

Hna. Verónica Fuentes

Sacerdote de Cristo

Misión Bolivia – La Paz

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