Gracia, Salvación y Opción

La Gracia de Dios es una concesión unilateral sin que exista mérito previo por parte de quién recibe esta dadiva. Es Gracia el Plan de Salvación que se extiende desde los Hechos de la Caída del Hombre Adámico, hasta nuestros días.

El Hombre Original cae de su alta condición y calidad por propia Opción, en evidente oposición al Plan de su Creador. Cierto es que el poder de las Tinieblas puso su trampa y tejió su red: pero la decisión definitiva fue del Hombre.

A pesar del deterioro moral que se manifiesta en el crimen  de Abel por mano de Caín, Dios no altera su Plan de Salvación y no castiga al asesino de acuerdo a la gravedad de su quebrantamiento. Y esto porque siendo la Caída de una trascendencia más allá de lo humano, no era posible que el Hombre se liberara de los efectos que el Plan de Destrucción del Mal provocan en gran parte debido a  la complacencia y complicidad del Hombre mundano.

La mayor consecuencia de esta trasgresión fue Espiritual: la Ley de Vida del Hombre Caído era una realidad esclavizadora. La muerte yacía bajo mandato y manejo de los poderes de los infiernos; el alma del Hombre no tenía sino el camino del Sueño de la Espera, o inexorablemente caer en la Rueda del Abismo que ataba al Hombre a las mismas Causas sin posibilidad de liberación y redención. El Espíritu que el Creador puso en el Hombre  estaba en cadarzo, encerrado y atado. El pecado era ley y gobierno en el Hombre.

La Gracia mayor consiste en que el Verbo del Padre, el Elohim Mayor, el Cristo… encarna en Jesús por Mano Divina, y Dios toma la condición del Hijo de Hombre. De este modo Dios Encarnado en Jesús se hizo Hombre para llevar a cabo aquel  punto de ruptura con el deplorable estado de Vida causado por la Caída.

Todos los actos y hechos de Cristo EN Jesús se hallan bien establecidos por el Plan que el Padre concede al Hombre a través de su Hijo Dios.

Jesús NO es un varón iluminado, un profeta, un místico…que se hizo ‘hijo de Dios’ por su entrega humana, y sus actos religiosos. En Jesús mora el Espíritu del Padre, y es Cristo el Verbo quién ha encarnado en el varón Jesús: Un Nazareno. Por lo mismo, resaltar el rol de JesúsCristo por sus actos, milagros y hechos sobre naturales…dejando de lado su Enseñanza y Palabra, sus Declaraciones y Revelaciones, sus Mandamientos y Exhortaciones… es una nítida incomprensión sobre la calidad divina de Cristo EN Jesús. Y se explica tal actitud solo si concebimos a Jesús como a un maestro humano que siendo varón común logra efectos inexplicables y milagrosos. Pero si aceptamos que los actos y hechos de Jesús, el varón, representan un ínfimo porcentaje de la Calidad Divina que ES, siendo el Verbo… más nos ocuparía, y debiera ocuparnos, su Palabra, su Enseñanza, sus Revelaciones, Sus Mandamientos…porque esa es la LEY de Dios para el Hombre.

Los Evangelios contenidos en ‘el nuevo testamento’ de la Biblia son la Nueva Ley de Vida, la Nueva Moral, y el Nuevo Camino que todo ser de Fe debe asumir como propio y aplicar en coherencia y verdad.

sermón del monte

Sermón del monte. (Mateo 5)

La Gracia se hizo Persona: JesúsCristo. Y ya no se puede mencionar la Gracia sin personalizar está concesión en la Presencia y Autoridad de Cristo, el Verbo, Uno con el Padre Creador.

El pago por la Caída del Hombre Original, por el crimen de Caín, por la rebelión de las 12 tribus elegidas para su redención y que volvieron a pecar… lo asume Jesús. En 12 días la Copa Amarga fue bebida con sacrificio en un acto de Diezmo supremo que solo el Hijo de Hombre podía padecer, pues no era ‘un hombre sacrificado’… sino Dios encarnado pagando la deuda del Hombre.

Nunca se aferrarán los 12 días de Copa Amarga si entendiéramos que un varón, sin ser Dios, se somete al escarnio y la tortura en representación del Género humano…por voluntad, por propia decisión.  El gran Hecho reside en que Dios, el Verbo, se somete a la carne y acepta descender de su divinidad para en calidad de Hombre tomar sobre sí la Caída del Género Adámico, sufriendo la ira del Mundo, recibiendo el desprecio de los poderosos, y concediendo un temporal éxito al Demonio. Esos 12 días de venganza fueron vividos (ilusamente) por el Mal como un acto máximo de triunfo sobre el Reino de Dios.

La cruz romana, imitación de la cruz de los sacrificios persas más antiguas, era el suplicio para los enemigos del imperio, y para los criminales más avezo. La muerte de Jesús en la cruz es el último acto del PAGO. Hasta ahí, La Gracia se ceñía al PAGO de la DEUDA: El Pecado.

Desde la muerte carnal, física, de Jesús, se inician los Actos de Liberación y Restauración: El Cristo, el Verbo, en los Tres Días sucesivos vence a las huestes infernales y quita las llaves de los Abismos, y despierta a los Santos que dormían el Sueño de la Espera; expulsa a los demonios de los umbrales de la muerte; abre las instancias de Los Cielos…y regresa por 40 días entre los Hombres. NO RESUCITA, pues la resucitación, como en Lázaro, es volver de la muerte para retomar el mismo estado carnal y de vida anterior. Cristo se presenta por 40 días por otra Vía: POR RESURRECCIÓN. Es decir: ‘de cuerpo carnal a cuerpo espiritual…o cuerpo de Gloria’.

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Resurrección (Juan 20, 11-18)

De este modo el Nuevo Templo fue alzado en Tres Días.

El último Acto de Gracia del Cristo Resurreccionado es enviar el Magisterio del Espíritu Santo.

La Gracia entonces comprende TODO el HECHO CRISTICO: desde la encarnación en Jesús, hasta el descenso del Magisterio del Espíritu Santo, pasando por el Pago de los 12 días y la muerte en la cruz, y los vitales y muy importantes TRES DIAS de Cambios y de Victoria que finalmente DAN al Hombre la proyección de su Salvación.

La Gracia se nos concede no para quedarnos inmersos e inactivos en la misma; la Gracia posee una condición de libertad: Reconocer La Gracia y Optar por Hacer lo que Cristo enseña.

Hay dos versiones de La Gracia que parecen extrañas a la enseñanza de los Evangelios: una que asegura que ‘cualquier cosa que hagamos…o si nada hacemos… nada cambia…porque estamos bajo La Gracia y es ésa la que nos salva, y no lo que pongamos por obra’. La otra dice que ‘desde la Gracia debemos hacer Obras buenas para ‘merecerla’, de otro modo caemos de ésta y nos condenamos’.

En un punto coinciden ambas teorías: que somos irremediables pecadores, y que estamos bajo ley de pecado.

Los Evangelios nos enseñan que desde la Salvación de Cristo NO nacemos en pecado, sino que nos hacemos al pecado. Y se nos induce a que, justamente, nos alejemos del pecado POR LA GRACIA. Es decir: reconociendo a Cristo como a Nuestro Salvador, y asumiendo que los Actos de Salvación y Gracia NOS pertenecen…y eso ME COMPROMETE personalmente.

CristoJesús enseña que no basta con poner obras milagrosas y actos formidables en Su Nombre…sino que el Hombre DEBE hacer y Poner por Obra el Designio del Padre. Enseña que debemos Orar EN Espíritu porque el Padre ES Espíritu. Y nos induce a la Fe que mueve montaña para que el Espíritu Santo more en nuestra Sabiduría. En el Sermón del Monte nos coloca ante Sus Mandatos para ser Discípulos fieles y coherentes.

Entonces: desde La Gracia y la Salvación como plataforma de Fe y de Coherencia… no debemos colocar obras cualquieras, o hacer méritos de perfección a nuestro modo o siguiendo cánones religiosos e inventados por otros Hombres. Desde la Gracia y la Salvación, con Cristo como Nuestro Salvador y Dios, debemos aceptar Los Evangelios que nos orientan NO sobre obras específicas sino sobre la Actitud, el Sentido, la Moral nacida de la Conciencia, la Fe en la Coherencia y las Alturas ESPIRITUALES que debemos lograr en nosotros para…llegar a hacer y poner por obra el Designio del Padre.

La teoría de que el pecado es más que la Salvación y que  la misma autoridad de Cristo – y la confusión entre ‘imperfección humana’ y pecado –  han conducido  a la inercia y derrota de una gracia que actúa por carriles ajenos a la conciencia y fe del Hombre, y empequeñece la fe a la simple esperanza de ser acogido por misericordia; mientras que la idea de que sobre una gracia inestable, caprichosa, el Hombre debe buscar un ‘hacer’ de perfección imposible y anti natural…para no caer de la gracia y terminar en los infiernos… es una nueva forma de esclavitud y sumisión que no es de Cristo, ni se halla en los Evangelios.

Por otro lado: es de nuestros días una nueva vertiente que abunda y está conformando cultos y teniendo seguidores. Tomar el nombre de Jesús, ignorar los Evangelios, despreciar la Gracia, ignorar la Salvación… y mencionar que YA son del padre, y reciben mandato del padre por encima de los ahora ‘atrasados’ cristianos o crísticos, o antiguos seguidores de los Evangelios. Poseen su propia doctrina, conforman mundos apartes, prometen familias gozosas y esposas a centenares para los varones santos…después de morir. Desprecian a quienes intentan seguir a Cristo y aplican la enseñanza de los Evangelios. No aceptan la imperfección humana. Juzgan y gritan castigos para los necios que no poseen la suprema capacidad e inteligencia de su propia ‘perfecta santidad’. Y los seguidores menos capaces son sometidos a estados de esclavitud e inconciencia…pero deben sostener con riquezas y medios a sus excelentísimos pastores.

Cristo respondió a este tipo de demonios hechos personas: ‘Vosotros no conocéis sino a Vuestro padre, y vuestro padre es Belcebú’ (Juan 8- « Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a Mí: pues Yo salí y vengo de Dios Padre: no he venido por mí mismo, sino que Él me ha enviado. ¿Por qué no comprendéis mis palabras? Porque no podéis admitir mi doctrina. El padre de quien vosotros procedéis es el mismo Belcebú, y queréis hacer lo que quiere vuestro padre; él fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira habla de lo suyo, porque es mentiroso y el padre de la mentira. A mí, en cambio, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, oye las palabras de Dios: vosotros no las oís porque no sois de Dios». )

Pero hay quienes dicen que Cristo es el padre, a secas. Niegan la existencia de un Padre que ES Espíritu. (Juan 4:23- Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren’ (24) Dios es espíritu, y los que le adoran, deben adorarle en espíritu y en verdad’) Y teorizan que Jesús fue un hombre…santo…pero varón, humano. Y que el padre tiene nombre: Jehová. Al final: Cristo desaparece, Jesús no es más que una historia noble, y ellos son los nuevos profetas en directa relación con un padre cuyo nombre es preciso.

Pero en donde la nubosidad es acérrima es el Rol Divino del Espíritu Santo. O se le niega abiertamente. O se le considera ‘el Espíritu de Dios’, o ‘un genérico espíritu’’… o se le identifica con actos de avivamiento, catarsis, posesiones extrañas, bailes y gritos, lenguas extrañas.

La Gracia no es algo estático, sino VIVO y actuante. Y es la Gracia la que se manifiesta en nuestra Entrega, Disposición de Fe y aceptación de la Voluntad de Dios en nuestras vidas. Y la Gracia del Espíritu Santo requiere de FE y HUMILDAD: y en tal estado es que el Magisterio del Saber de Dios se hace parte nuestra y provoca que Nuestro Espíritu comience a GOBERNAR nuestra inteligencia y razón.

La Gracia de Cristo entra a nuestras vidas por OPCIÓN y DECISIÓN de que es Cristo nuestro Dios Salvador y Gobernante Supremo en todo y para todo, sin excepciones ni parcelas.

La Gracia del Padre se abre en Nuestra Relación Personal con Cristo, y por DISCERNIMIENTO concedido por Espíritu Santo.

Esto, en su conjunto, es la Gracia Activa, la Salvación cuan Camino de Vida. Y las obras que emanen de esta realidad…son naturales, y nadie será medido SOLO por obras sino por la CAUSA INTERIOR que provoca tales efectos. Pues las OBRAS SON EFECTOS de la CAUSA de la FE.

Nadie entrará el Reino de Dios sino aquellos que hagan y pongan por obra el Designio del Padre.

La Gracia se nos concede para encaminarnos hacia la Luz y Conciencia de esa Voluntad Suprema. Y nadie, nadie llega al Reino de la Vida sino aquel que tiene por Dios y Señor a Cristo, el Verbo, y que en su Camino ha recibido Espíritu Santo.

Este sendero estrecho que nos llama a NO ser ni pertenecer al sistema del Mundo, pero ESTAR en éste para sembrar Luz en la oscuridad…es lo que Pablo concibe cuan Nuevo Sacerdocio cuyo Sumo Sacerdote Supremo en la Perpetua Línea de Melquisedec es Cristo, nuestro Dios Salvador.

La Gracia es el Nuevo comienzo de Fe y Entrega que nos abre el Camino al Padre. Y la Gracia no es un acto sin control ni conducción: Cristo ES La Gracia y el Dios Vivo que al Ser Uno con el Padre YA conduce al Hombre a la Suprema Presencia del Reino Eterno.

La Opción del Hombre de Fe debe ser por La Gracia y La Salvación, y aplicando en coherencia la enseñanza de los Evangelios en su existencia toda, debe Orar EN Espíritu para recibir el Magisterio del Espíritu Santo. Y esto no es religión, o culto. Esto es Fe que mueve montañas

 

– Congregación Evangelista Carismática –

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