Magisterio del Espíritu Santo y el Don de Sabiduría

¿Por qué resaltamos esta enseñanza de Bergoglio? Porque en esencia es la doctrina que nos sostiene cuan Sacerdotes bajo la Ley de Cristo; en cuanto el MAGISTERIO de la Fe se encuentra y se halla en la Gracia del Espíritu Santo; y tal Magisterio es el Saber del Espíritu, no del intelecto, cuyo principal Carismas es La Sabiduría.

Esto contradice la práctica del cristianismo en general: pues no es característica de las iglesias y su curia enseñar al creyente a relacionarse con Cristo en Persona (sin tutelajes pastorales o eclesiásticos) y a conocer y asumir el propio Espíritu; y desde Lo Espiritual, no lo mental, entrar en DISCERNIMIENTO sobre los Evangelios. Y menos es real que se inste al creyente a buscar DONES y CARISMAS. Aún más: si algo no está del todo dilucidado, y más bien confuso, es precisamente el Rol, Característica y Manifestación del Magisterio del Espíritu Santo.

Por siglos se ha enseñado que es la Iglesia la poseedora del Magisterio, y la teología y la exegesis… NO la Sabiduría…sino el ejercicio intelectual de los ilustres… la autoridad del saber en las cosas de Dios.

No coincidimos con algunos aspectos: la insistencia en la personalización de Jesús- el hombre- el varón histórico sin expansión aclaratoria sobre su calidad Divina en Cristo, el Verbo, el Dios encarnado.

No aceptamos la idea incorrecta sobre la ‘resucitación’ de Jesús: pues ‘resucitación’ es alguien, como Lázaro, que pasando por la muerte vuelve a la misma vida anterior y toma el mismo cuerpo. Cristo se presenta después del tercer día NO como el Jesús que todos conocían: sino cuan Cristo vencedor de la muerte. La Resurrección NO es lo mismo que ‘resucitación’.

En suma: la sustancia de esta enseñanza de Bergoglio, de ser aplicada, revolucionaría al cristianismo, pues afirma que no es el intelecto sino EL ESPIRITU en el Hombre y el Espíritu Santo la fuente del PENSAMIENTO de Dios.

Por Espíritu, y por Espíritu Santo el Ser de Fe PIENSA como Dios, Ve y Concibe el mundo y la realidad como Cristo la ve y nos la quiere mostrar.  

Es el Espíritu Santo – cuan Magisterio de Sabiduría que recibimos por la Gracia – aquel que nos despierta la suma inteligencia; y este Magisterio viene de sostener una Relación  Viva con el Cristo que es Dios, Señor y el Verbo del Padre Creador.

¡En eso consiste el Camino de Consagración!

Bajo esta LEY de Cristo construimos nuestro Sacerdocio.

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‘Pidamos el Don de entendimiento para comprender las enseñanzas del Evangelio’

Sin título

Papa Francisco / Foto: ACI Prensa

 

30 Abr. 14 / Traducción de Radio Vaticana:

Los dones del Espíritu: el Entendimiento

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Después de haber examinado la sabiduría, como el primero de los siete dones del Espíritu Santo, hoy quisiera centrar la atención sobre el segundo don, es decir, el entendimiento. No se trata aquí de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual de la cual podemos ser más o menos dotados. Es, en cambio, una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.

El apóstol Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, describe bien los efectos de este don, es decir, qué cosa hace este don del entendimiento en nosotros. Y Pablo dice esto: “lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu…”.

Esto obviamente no significa que un cristiano pueda comprender cada cosa y tener un conocimiento pleno de los designios de Dios: todo esto queda en espera de manifestarse en toda su limpidez cuando nos encontraremos ante la presencia de Dios y seremos de verdad una cosa sola con Él. Pero como sugiere la palabra misma, el entendimiento permite “intus legere”, es decir, “leer dentro” y este don nos hace entender las cosas como las entendió Dios, como las entiende Dios, con la inteligencia de Dios. Porque uno puede entender una situación con la inteligencia humana, con prudencia, y está bien. Pero, entender una situación en profundidad como la entiende Dios es el efecto de este don.

Y Jesús ha querido enviarnos el Espíritu Santo para que nosotros tengamos este don, para que todos nosotros podamos entender las cosas como Dios las entiende, con la inteligencia de Dios. Es un hermoso regalo que el Señor nos ha hecho a todos nosotros. Es el don con el cual el Espíritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partícipes del designio de amor que Él tiene con nosotros.

Es claro, entonces, que el don del entendimiento está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho y hecho. El mismo Jesús ha dicho a sus discípulos: yo les enviaré el Espíritu Santo y él les hará entender todo lo que yo les he enseñado.

Entender las enseñanzas de Jesús, entender su Palabra, entender el Evangelio, entender la Palabra de Dios. Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si nosotros leemos el Evangelio con este don del Espíritu Santo, podemos entender la profundidad de las palabras de Dios. Y este es un gran don, un gran don que todos nosotros debemos pedir y pedirlo juntos: ¡Danos Señor el don del entendimiento!

Hay un episodio del Evangelio de Lucas, que expresa muy bien la profundidad y la fuerza de este don. Después de ser testigos de la muerte en la cruz y la sepultura de Jesús, dos de sus discípulos, decepcionados y tristes, se van de Jerusalén y vuelven a su aldea llamada Emaús.

Mientras están en camino, Jesús resucitado se une a ellos y empieza a hablarles, pero sus ojos, velados por la tristeza y la desesperación, no son capaces de reconocerlo. Jesús camina con ellos, pero ellos estaban tan tristes, tan desesperados que no lo reconocen. Pero cuando el Señor les explica las Escrituras, para que entiendan que Él debía sufrir y morir para luego resucitar, sus mentes se abren y en sus corazones se reaviva la esperanza.

Y esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros: nos abre la mente, nos abre para entender mejor, para entender mejor las cosas de Dios, las cosas humanas, las situaciones, todas las cosas.

¡Es importante el don del entendimiento para nuestra vida cristiana! Pidámoslo al Señor, que nos dé, que nos dé a todos nosotros este don para entender cómo entiende Él las cosas que suceden, y para entender, sobre todo, la palabra de Dios en el Evangelio. Gracias”

– Congregación Evangelista Carismática – 

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